Un episodio poco conocido marcó un antes y un después en la historia de unas de las empresas que más cambió nuestra relación con la tecnología
Hace 25 años Apple estuvo a punto de cometer un error que pudo haber frustrado para siempre el espectacular ascenso que la llevó a ser la compañía tecnológica más exitosa e influyente del mundo.
El episodio, poco conocido, ocurrió a principios de 1996 y marcó un antes y un después en la historia de la empresa que más que cualquier otra cambió nuestra relación con la tecnología.
En ese momento la firma lidiaba con varios problemas: una administración burocrática, varios cambios de estrategia y demasiados productos intrascendentes hacían que Apple tuviera menos del 5% del mercado de las computadoras personales. Su capitalización de mercado era de USD 3.000 irrisorios millones. La influyente revista de negocios Bloomberg Businessweek certificaba la decadencia en una portada que pasó a la historia.“La caída de un ícono estadounidense”, decía.
En ese contexto, el 31 de enero de 1996, la junta directiva de Apple se reunió en las oficinas de su bufete de abogados de la ciudad de Nueva York para un encuentro clave para el futuro de la empresa.
Según recordó Gil Amelio, quien en ese momento era miembro de la junta de Apple, en la reunión había dos puntos en la agenda.
El primero era una propuesta para vender Apple directamente a la empresa informática Sun Microsystems. El segundo, un plan para incorporar al propio Amelio como CEO.
Según relató Amelio en su libro de 1998 On the Firing Line: My 500 Days at Apple (“En la línea de fuego: Mis 500 días en Apple”), citado por el medio Inc., el acuerdo para vender Apple a Sun estuvo muy cerca de concretarse. El ejecutivo quedó impresionado por la presentación de Sun, hasta que Scott McNealy, el CEO y fundador de la empresa de servicios informáticos, rechazó a comprometerse a mantener viva la marca Apple.
La idea de deshacerse de la marca “Apple” era una “gran bandera roja”, escribió Amelio. “¿Podría ser que este inteligente y capaz empresario no sabía que el nombre de la marca Apple era algo que no solo valía la pena conservar sino que también valía la pena fomentar y promover?”.
Aún así, Amelio agregó que sentía que tenía que seguir participando en la discusión para saber cuánto pagaría Sun por Apple.
Las acciones de Apple se cotizaban a unos 28 dólares la acción; Amelio esperaba escuchar una propuesta de compra de al menos 30 dólares. En cambio, Sun ofreció 23 dólares por acción. Según el ejecutivo, este punto fue donde toda la negociación se vino abajo.
Amelio rechazó la oferta con 10 palabras: “Scott, eso es imposible. No puedo respaldar eso en absoluto”.
La reunión continuó durante varias horas, pero la venta no prosperó. La junta directiva le ofreció oficialmente el puesto de CEO a Amelio y éste lo aceptó con la condición de que no se aprobara la venta a Sun.
Gil Amelio fue director ejecutivo de Apple hasta 1997. En su breve etapa como CEO, además de evitar la venta de a Sun, llevó a Apple a adquirir la empresa de Steve Jobs NeXT, que sería clave para el futuro desarrollo de las computadoras iMac, uno de los productos que marcaron el renacimiento de la firma de Cupertino.
El resto es historia. En 1997 Steve Jobs convenció la junta de despedir a Amelio e hizo su regresó triunfal al mando de Apple tras su polémico despido en 1985.
La vuelta de Jobs cambió la fórmula del éxito de su firma: productos elegantes y simples, con un precio considerable, acompañados de publicidad y prensa en abundancia.
Primero fue el iMac en 1998, luego el iPod, en 2001. Y en enero de 2007 sucedió la presentación, hoy legendaria, en el MacWorld de San Francisco, del iPhone. Jobs dijo que los teléfonos inteligentes no lo eran tanto, y que no era fácil usarlos contra lo que se decía. “El iPhone funciona como por arte de magia”, definió.
Bajo el liderazgo del actual CEO Tim Cook, el producto se convirtió en el negocio que genera la mayor parte de las ganancias de Apple, que en 2020 se convirtió en la primera empresa estadounidense cotizada en alcanzar los 2 billones de dólares de valoración y la mayor compañía del mundo por capitalización bursátil, con un valor de 132 dólares por acción.
Nada de esto, probablemente, hubiera sido posible sin esas diez palabras pronunciadas por Gil Amelio en esa reunión de hace 25 años.