Organización Mundial de la Salud (OMS) ha catalogado la violencia contra la mujer como un grave problema de salud públicay una violación de los derechos humanos.
Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer (inclusive las amenazas de tales actos), tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.
Según datos publicados en enero de 2016 por la OMS, alrededor de una de cada tres mujeres (35%) en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida.
Aún más alarmante, una cifra indica que 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja.
El 42% de las mujeres víctimas de violencia de pareja refieren alguna lesión a consecuencia de dicha violencia, además de que tienen casi el doble de probabilidades de padecer depresión y problemas de alcoholismo.
Entre los factores asociados específicamente a la violencia de pareja cabe citar:
- Los antecedentes de violencia (autores y víctimas);
- La discordia e insatisfacción marital (autores y víctimas).
- Las dificultades de comunicación entre los miembros de la pareja.
La OMS destaca la necesidad de aplicar más recursos para reforzar la prevención de la violencia de pareja y la violencia sexual, sobre todo la prevención primaria, es decir, para impedir que se produzca el primer episodio.
Respecto a la prevención primaria, hay algunos datos correspondientes a países de ingresos altos que sugieren que los programas escolares de prevención de la violencia en las relaciones de noviazgo son eficaces.
Asimismo, para propiciar cambios duraderos, es importante que se promulguen leyes y se formulen políticas:
- Que protejan a la mujer;
- Que combatan la discriminación de la mujer;
- Que fomenten la igualdad de género; y
- Que ayuden a adoptar normas culturales más pacíficas.