Quintana Roo celebra hoy el 50 aniversario de su creación como estado. A medio siglo de ese suceso, que marcó el fin de una larga lucha política por el autogobierno, la entidad ha transitado de ser una región marginada y de baja población, a convertirse en uno de los motores turísticos más importantes del país y del mundo, con ciudades como Cancún y Playa del Carmen como referentes.
Sin embargo, pese a los avances, los retos y pendientes siguen siendo considerables.
La creación de Quintana Roo como estado coincidió con uno de los mayores proyectos de desarrollo turístico en la historia de México: Cancún.
A lo largo de estos 50 años, el estado ha experimentado un crecimiento exponencial en su infraestructura hotelera, carreteras y conectividad aérea, lo que ha llevado a la entidad a ser la joya del turismo en el país.
Con una economía basada casi por completo en el sector servicios, Quintana Roo ha pasado de la marginalidad a ser una potencia económica regional.
Ciudades como Cancún, Playa del Carmen, Cozumel, y Tulum han jugado un papel central en este crecimiento, atrayendo no solo a turistas internacionales, sino también a miles de trabajadores que han emigrado de otras regiones del país en busca de empleo. Este fenómeno ha convertido al estado en una entidad cosmopolita, con una mezcla cultural única.
Retos ambientales y sociales: la cara oculta del progreso
Pese a los avances, Quintana Roo enfrenta grandes retos estructurales. El crecimiento desmedido de sus ciudades ha generado problemas de infraestructura y servicios públicos.
La sobreexplotación de recursos naturales y el turismo masivo han afectado el medio ambiente, poniendo en riesgo sus arrecifes, selvas y zonas costeras.
El desarrollo también ha traído consigo desigualdades profundas. Mientras las zonas turísticas han prosperado, muchas comunidades rurales y localidades del sur del estado han permanecido en la marginación.
Municipios como Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos, con alta concentración de población maya, aún enfrentan índices elevados de pobreza, falta de acceso a servicios básicos y oportunidades limitadas de empleo.
Otro desafío de gran magnitud es la seguridad. En los últimos años, la violencia y la criminalidad vinculadas al narcotráfico y la delincuencia organizada han aumentado en varios municipios, afectando no solo a la población local, sino también al turismo.
En el marco del 50 aniversario de la creación de Quintana Roo, los pendientes para la próxima mitad de siglo son claros.
El primero de ellos sigue siendo la diversificación de su economía. El turismo es el motor principal, pero la dependencia excesiva de este sector deja al estado vulnerable ante crisis globales, como se vio durante la pandemia de COVID-19.
La agricultura, la pesca, la industria tecnológica y el turismo sostenible son sectores que pueden ayudar a reducir esta dependencia y generar un crecimiento más equilibrado.
Hacia un futuro sostenible: diversificación y equidad
La preservación del medio ambiente es otra prioridad. Con la construcción del Tren Maya y otros megaproyectos, es imperativo que el desarrollo se lleve a cabo de manera responsable, preservando los recursos naturales que atraen a millones de visitantes cada año.
Esto incluye políticas más estrictas de control de desarrollos inmobiliarios, la protección de zonas naturales y una mayor inversión en energías limpias. Las principales ciudades carecen hoy por hoy de un plan de ordenamiento y desarrollo urbano y eso solo beneficia a los grandes desarrolladores inmobiliarios, que hacen y deshacen a su antojo.
La inclusión de las comunidades indígenas y la lucha contra la desigualdad también deben ser centrales en la agenda del estado. La población maya ha sido históricamente marginada, y a pesar del discurso oficial sobre la importancia de su cultura, los avances en términos de desarrollo y derechos para estas comunidades han sido limitados.
Una mayor inversión en educación, infraestructura y programas de empleo en las zonas rurales podría comenzar a cerrar esta brecha.
Quintana Roo tiene todos los elementos para seguir siendo una entidad clave en el desarrollo de México, pero el futuro requiere equilibrio y sostenibilidad.
El crecimiento económico debe estar acompañado por políticas que garanticen la equidad social, la seguridad y la protección ambiental.
Además, el reto de consolidar un estado más justo, que brinde oportunidades no solo a las zonas turísticas, sino también a las áreas marginadas, será fundamental para asegurar que en los próximos 50 años, Quintana Roo no solo sea un destino turístico, sino también un ejemplo de desarrollo integral.
En su aniversario, el estado celebra sus logros, pero también mira al futuro con la necesidad de enfrentar sus desafíos de manera creativa y comprometida.
Quintana Roo ha recorrido un largo camino desde 1974, pero el camino hacia un desarrollo pleno y sostenible apenas comienza.