Nicolás Durán de la Sierra
El Minotauro
Adiós a Gunter Grass
Cuando algo es moralmente correcto,
hay que defenderlo sin
preocuparse por lo que vamos a pagar.
Gunter Grass
La noticia de la muerte de Gunter Grass, ícono del pensamiento socialista de Alemania, fue tan sorpresiva en el dédalo como en el resto de Europa. Se sabía que estaba enfermo, que había sido internado en un hospital de Lübeck, su ciudad, pero el reporte médico no refería un cuadro grave. Ute Grunert, su esposa, se prepara para llevarlo de nuevo a casa donde, según la crónica periodística, convalecería de su afección pulmonar.
La muerte llegó por sorpresa, de madrugada. El que fuera uno de los críticos más severos de la política exterior germana hacia Grecia –La vergüenza de Europa- hoy es protagonista de grandes honras del propio gobierno que censurara. La canciller Ángela Merkel ahora dice estar de luto; su gobierno en más de una ocasión revivió el “pasado nazi” del autor de El tambor de hojalata, quien ganara el Premio Nobel de Literatura en 1999.
Grass nunca ocultó su paso por las filas nazis. “Entonces tenía quince años, y era muy difícil no atender la obligatoriedad del concurso militar”, iteró y reiteró en más de una ocasión. De poco le valió ante la embestida de una prensa israelí resentida por el apoyo del intelectual a la causa palestina; de poco le valió que una parte sustancial de su obra fustigara a los regímenes totalitarios de cualquier signo.
“La principal obligación del ciudadano es mantener la boca abierta”, dijo más de una ocasión en torno a la obligación de no callar ante la injusticia, de protestar, sobre todo en lo que toca a los escritores. Para él las letras y las demás artes debían estar al servicio de sus comunidades, como planteara en una de sus dramas más conocidos: Los plebeyos ensayan la revolución, que aún se sigue representando en Europa.
Quizá el único homenaje que hubiera aceptado el autor de novelas como Pelando la cebolla y El gato y el ratón, es el que para el próximo mayo le rendirá la alcaldía de Lübeck, donde se encuentra el Günter Grass Haus, museo que muestra la obra del también escultor y pintor. Su bronce más famoso El Rodaballo, de casi cuatro toneladas de peso, se encuentra a la puerta de la Iglesia medieval de Gotinga, en la Baja Sajonia.
En este museo, próximo a los dedicados a Thomas Mann y a Willy Brandt, otras de las figuras señeras de Lübeck, además de trabajos y obras de autores como Wolfgang von Goethe y Hermann Hesse (también pintor), se presentan ‘exposiciones de vanguardia’ con piezas de creadores como Robert Gernhardt y John Lennon. El Günter Grass Haus funciona asimismo como academia de literatura y artes gráficas.
En el dédalo, El Minotauro tiene en gran estima al autor del poema ‘La Vergüenza de Europa’, en el que éste fustiga a los gobiernos europeos, comenzando por el alemán, por el abusivo trato dado a Grecia. Fue la primera voz de renombre en calificar de ladrones a los banqueros germanos. Desde luego le llamaron traidor y exhibieron “su pasado nazi”; él, habituado al mendaz vituperio, los volvió a tildar de ladrones.
De la versión en español del periodista Ortolf Karla, van algunos de los versos del poema. “Como deudor desnudo en la picota sufre un país, /al que le agradecías (Europa) por pura retórica. /Un país condenado a la pobreza/ pero cuya riqueza adorna museos: un botín que tú resguardas. /Resistiéndote, Antígona viste de negro /y por todo el país está de luto un pueblo, cuyo huésped has sido tú.
“Un país sin justicia, donde el que dispone del poder, / aprieta más y más el cinturón. /Trágalo ya, trágalo, gritan los comisarios bancarios, /pero Sócrates devuelve, lleno de ira, la copa de cicuta. /Los dioses te maldicen en coro (Europa), como es propio en ti, /porque deseas expropiarles su Olimpo. /Te marchitaras falta de esencia, /sin el país cuyo espíritu ha sido el que te ha pensado (creado) a ti, Europa.”
Así pues, si no luto, en el Laberinto sí que hay duelo y la jarana se dejará para otro día. Hasta la levantisca Marilyn ha dejado la desnudez y, con pudor, se puso una tanga. Ariadna, perspicaz, no cree que lo haya hecho por solidaridad para con el Héroe, sino porque, con el viento que pasea por las galerías del dédalo, la cubana corre el riesgo de sufrir un severo resfrío en el bajo vientre y los estornudos pueden ser bochornosos.
En deferencia del desánimo que priva en la cima de Creta, El Escriba se abstendrá de fustigar, al estilo Gunter, a los pillos locales y a los que intentan serlo en el futuro cercano (saludos al verde Remby) y sólo glosará un poco más el despojo que pretende el gobierno federal con la privatización del agua, la que se fragua para el próximo junio una vez concluido el proceso electoral de moda. (Saludos también al inútil INE).
Hace unos días, en la pasada entrega, se dio cuenta de los millonarios trafiques que hay detrás de la Ley General de Aguas, y de que México ocupa el segundo sitio entre los países que más agua embotellada consumen en el orbe (por la mala calidad del agua potable) y que este negocio deja ganancias de más de mil millones de dólares anuales, sobre todo a la empresa Coca Cola, que maneja más de sesenta marcas comerciales del líquido.
Pero detrás de esta ley impulsada por el PRI, el PAN y, claro está, su asociado el PRD, además de suculentos negocios, hay venas turbias que pueden poner en riesgo la salud pública. En su artículo 148, el engendro que pretenden hacer ley dice que todos los estudios de calidad del agua, por ejemplo, tendrían que ser autorizados por la propia Conagua, y esto incluye a los centros de investigación y a todas las universidades del país.
Para entender el alcance de la amenaza, baste citar que en los estudios de calidad del agua, la Conagua determinó que entre los años 2012 y 2013, de cincuenta y una playas del país estudiadas, solo ocho estaban contaminadas con enterococos fecales, es decir, con suciedad humana. Entre los destinos de playa no aptos para bañarse estaban Puerto Vallarta, Ixtapa-Zihuatanejo y Huatulco.
Empero, estudios más serios que los de la Conagua, como los realizados por la Universidad Nacional Autónoma de México, reportaron la presencia de enterococos fecales muy por arriba de los índices permitidos por la Secretaría de Salud en playas como las de Acapulco, Los Cabos, Veracruz; algunas de Tabasco y de Campeche y, desde luego, varias de la zona norte de Quintana Roo, en específico las de la Bahía de Mujeres, en Cancún.
De aprobarse la malhada Ley General de Aguas, resultaría hasta iluso suponer que la turbia Conagua permitiría estudios de calidad que reporten información contraria a la emitida por la comisión oficial, aunque provenga del ámbito académico o de centros superiores como el de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional. Los otrora patrones del defenestrado pillo David Korenfeld, van por todo.
Mas no todo ha de ser tristeza, que el cielo prodigo brinda treguas de nepente, bebida helena que es gran remedio contra la congoja y de la que decía Edgar Allan Poe, en El Cuervo, que también era buena para las reumas; el cielo, pues, es dadivoso con los hijos del Hombre y da reposo a sus penurias; bueno, también con los hijos de la Mujer, para no entrar en disputas con los grupos feministas, que son finos o finas, al gusto.
Una tregua la ofrece el humor de que hace gala don Félix González Canto, hoy senador y exgobernador estatal de tan grato recuerdo para el tesoro público. Él Anunció –redoble de tambor- que, para el 2016, el congreso sopesa la posibilidad de homologar de nueva cuenta el horario de Quintana Roo con el de la costa Este de los Estados Unidos, siempre y cuando el meridiano 75 lo permita, porque luego es muy rejego.
Aunque el legislador no lo dijo, se enviaría una comisión de diputados y senadores a la dicha costa este, iniciando por los grandes hoteles de Nueva York hasta llegar, sin prisas, a las tropicales posadas de Miami, para enterarse al detalle –in situ– cómo es que se da el cambio de usos horarios allende el Bravo, para no volver a rebuznar. No debemos temer al error, ya que cometerlo abona a la experiencia.
La comisión, a la que se dotaría de una partida financiera especial, no sería numerosa aunque, eso sí, estaría integrada por notables de todos los partidos como ejemplo de la mexicana democracia. Si pillan unos, pillan todos y sin distingos de siglas políticas. Bien podrían llevar al educativo viaje a doña Cristina Alcayaga, brillante empresaria casi académica, que dice haber sido la impulsora de la idea de la casi acertada homologación.
Eso de andar sumando y restando horas, a veces resulta mucho más complicado de lo que parece, sobre todo si se mete de improviso el cambio veraniego, lo que es excesivo. De seguro los rusos deben ser la mar de inteligentes, tomando al Caspio como referencia, pues tienen nueve husos horarios y no se han hecho bolas con los relojes o, por lo menos, ni el diario Pravda ni la agencia Novosti han dado cuenta de ello.
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