Ciudad de México, 2 de agosto.- Durante la actual pandemia del Covid-19 a pesar de los millones de contagios y cientos de miles de seres humanos fallecidos, otros vieron la luz por primera vez, cumplieron años y también parejas de enamorados decidieron la fecha de su unión matrimonial.
Hoy, después de varios meses de confinamiento y sin poder profesar la fe de sus padres o la creencia religiosa propia, los templos están abiertos de manera gradual no sólo para acudir a escuchar misa, sino también para bautizar a los bebés, hacer la primera comunión, confesar las faltas graves que se hayan cometido y hasta celebrar una boda.
Es decir, que los sacramentos – en el caso de la iglesia católica – están de regreso y adaptados a la nueva normalidad.
De esta forma, quienes vayan a participar próximamente de alguna de estas ceremonias deberán tomar en cuenta, por lo menos cinco medidas sanitarias básicas para mantener la seguridad de todos los asistentes – sacerdotes y fieles – en los recintos religiosos.
Las cinco medidas son: sanitización del calzado, dejarse tomar la temperatura corporal, limpiar sus manos con gel antibacterial, en todo momento usar cubrebocas y mantener la sana distancia.
Bodas
Si se trata de una boda, las personas asistentes deberán ser en número reducido porque el máximo en esta celebración en semáforo naranja es de tan sólo el 20 por ciento de la capacidad del templo; además debe evitarse el intercambio de anillos, arras así como la imposición del lazo y de preferencia que los novios no se tomen de las manos.
Bautizos
En el bautismo, además de las cinco medidas obligatorias señaladas anteriormente, se recalca que sólo podrán estar presentes el niño o niña que vaya a ser bautizado, sus padres y los padrinos, nada más.
A la hora del bautizo, el sacerdote estará siempre a una sana distancia, hará el rito de acogida sobre el bebé, pero sin tocarlo y lo mismo será para la unción prebautismal y postbautismal.
Las autoridades de la iglesia católica sugieren en este sacramento no utilizar la pila bautismal, sino agua bendita en una jarra y posteriormente desechar el líquido.
En la primera comunión, los criterios a utilizar indican que los obispos o párrocos deberán decidir los meses en que se llevarán a cabo en razón de que junio y julio son, por lo general, el tiempo en que se desarrollan tanto la comunión como la confirmación.
En la Arquidiócesis de México se pidió a los sacerdotes que en el caso de las confirmaciones, se haga con guantes y un isopo, para no tocar directamente al confirmado.
Las personas que deseen comulgar en la misa, deberán tener presente que la hostia le será entregada en la mano y que el sacerdote o religioso utilizará cubreboca y desinfectará sus manos antes y después de la comunión.