Cancún, 22 de octubre.- El pin parental restringe y expone el derecho a la información de niños, niñas y adolescentes y vulnera los derechos humanos gravemente al poner en riesgo a los menores, quitándoles herramientas básicas para su autocuidado, para la protección de su cuerpo, su vida e integridad física, asegura Mariana Bello, integrante de la iniciativa no gubernamental Gobernanza MX.
En entrevista con Radio Turquesa, Mariana Bello lamentó que esa iniciativa panista, sobre la cual ya se hizo un exhorto al Congreso para impedir su aprobación, esté llena de mitos, prejuicios y desconocimiento.
La iniciativa, como se sabe, propone que los padres, madres o tutores de niños, niñas y adolescentes puedan restringir su acceso a ciertas clases o material escolar, sobre todo el relacionado con educación sexual.
“Los padres creen que se les va a incitar (a los menores) a tener relaciones sexuales prematuras o sin cuidado. Nada más alejado que la realidad, la educación sexual abarca un espectro muy amplio, no sólo el cuidado del cuerpo, sino de la vida afectiva de las personas. La sexualidad es una parte fundamental de la vida, de relación y aceptación de nuestro cuerpo”, destaca Mariana Bello.
Aclara que los contenidos de educación integral de la sexualidad tienen que ser adecuados y apropiados a las edades de niños y niñas, no es el mismo contenido el que se enseña en preescolar que en secundaria o preparatoria.
“Hay algo que se llama interés superior de la infancia y si bien padres y madres tenemos la tutela, ellos (los menores) tienen derechos como seres humanos autónomos, esos derechos de la infancia se deben preservar por mandato constitucional”, recuerda.
Explica que el pin parental equivale a no querer enseñar educación vial a los hijos en una ciudad donde las calles son peligrosas y donde los conductores no respetan a los transeúntes.
“En ese contexto está Quintana Roo, es el Estado que tiene mayores índices de abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes, (38 o 39 por ciento de los casos de abuso contra menores proviene del primer círculo o el más cercano al menor, su propia familia)”.
Destaca que uno de los contenidos en preescolar que se dejaría de enseñar con el pin parental es que el cuerpo de la niña o el niño es suyo, le pertenece y ningún adulto lo puede tocar, no puede vulnerarlo, violentarlo o acariciarlo de forma que lo haga sentir incómodo; tampoco le puede pedir guardar un secreto, “esos son los contenidos que se enseñan y de eso los estaríamos privando, de esa información vital que salva su vida y su integridad”.
Sobre por qué no establecer un mecanismo en el que se involucre más a los padres sobre este tema, indicó que sería lo ideal para comprender de qué se trata esta formación sexual.