Una bocanada de oxígeno puro, ese que se necesitaba para sacudirse los males que se venían arrastrando tuvieron hoy los Leones de Yucatán, qué recurrieron a la estrategia, al béisbol pequeño para rescatar de manera agónica el último de la serie ante los Olmecas de Tabasco, a los que dejaron en el campo, 5-4.
El batazo de Norberto Obeso de jit con la casa llena ante los envíos de Juan Macías (derrotado) se celebró eufórico, y es que ese grito de victoria había estado contenido.
Además de emocionante, el partido tuvo sus tintes dramáticos cuando José Juan Aguilar recibió un pelotazo en la cabeza con lo que se llenó la casa en la novena. Fue llevado cargado a la caseta.
Las estrategias estuvieron a la orden del día, especialmente cuando los tabasqueños llegaron a poner corredores en posición de anotar, en la octava y novena.
Una vez más, mención aparte merece Walter Ibarra. No solo es de los pocos que está respondiendo a la ofensiva -solo él y Marco Jaime conectan arriba de .300- sino que además ofreció una filigrana defensiva en el momento apremiante del partido, en la octava, y con un tercio fuera.
Ibarra fue el gestor de una doble matanza con la casa llena, tras una joya defensiva, que atrapó al correr desde la inicial hasta el bosque derecho y de espaldas lanzó al receptor Sebastián Valle para evitar el pisa y corre, y en la jugada se agarró fuera de base a Francisco Lugo que se fue a la segunda.
En la novena, Alex Tovalín se creció al castigo luego de permitir un hit y firmar un pasaporte intencional. Finalmente fue para él la victoria.
Por segunda noche consecutiva, Sebastián Valle conectó cuadrangular con Ibarra a bordo en la cuarta para darle momentánea ventaja a los Leones, 2-1.
Y es que en el primer acto los tabasqueños tomaron la delantera ante el pitcheo de Radhamés Liz, quien lanzó pelota de siete indiscutibles en cuatro actos y dos tercios.
Luego de ese registro inicial, el dominicano mantuvo a raya a los tabasqueños hasta que en la quinta se metió en apuros, llenó las bases y doble de Maikel Serrano remolcó dos.
La oportunidad les llegó a Yucatán en la séptima y en esa desesperación por querer anotar el empate como fuera, la orden fue squezeplay. Brayan Quintero lo ejecutó y aunque Marco Jaime ya estaba sobre el plato, la pelota salió de faul.
Ya con bateo libre, el sinaloense la alejó al central, suficiente para que Jaime anote de pisa y corre, para dejar la pizarra empatada a cuatro y para el dramático desenlace en el último turno de los selváticos.