El conflicto magisterial que tiene semiparalizadas las clases en Quintana Roo, ha ido perdiendo el gas que le “inyectaron” desde otras latitudes. Sin embargo, aún cuando cada vez más maestros se reintegran a sus labores, un grupo radical comandado por activistas provenientes de Guerrero y Oaxaca pretenden fortalecer de nuevo su movimiento contra la reforma educativa buscando apoyos entre los padres de familia, a quienes pretenden manipular con información inexacta.
Los maestros radicales, aquéllos que bloqueaban el miércoles los dos accesos a Cancún, mientras los profesores moderados con arraigo en Quintana Roo, distribuyen entre los padres de familia folletos en los que aseguran que con la reforma, la educación será privatizada.
En alguna parte de las leyes secundarias de la reforma educativa se establece que los padres de familia serán corresponsables en el mantenimiento de las escuelas. De ahí parte el argumento de la presunta privatización.
Y ante el hecho cierto de que más profesores se reintegran a sus labores, los radicales buscan traspasar a los padres de familia el movimiento, pidiéndoles que impidan la reapertura de las escuelas, con el falso argumento de que con ello defienden la educación laica y gratuita, pues los radicales también han difundido la falsa versión de que el Estado mexicano traspasará el control de las escuelas a la Iglesia. Por todo ello, el gobierno de Quintana Roo ha decidido combatir la actitud chantajista de un sector del magisterio.
A partir de hoy habrá una fuerte campaña de difusión sobre los beneficios de la reforma educativa y, entre otras cosas, se acentuará el compromiso de que no se abandonará la responsabilidad que tiene el gobierno en el mantenimiento de las escuelas, entre otras cosas.
No ha permiado la manipulación de los padres de familia que pretenden hacer los maestros radicales, pero el gobierno de Roberto Borge hace bien en tomar al toro por los cuernos e implementar acciones para evitar que suceda.
Platea
La entrega recepción de la administración del Ayuntamiento de Benito Juárez va viento en popa. Por lo menos eso indica la aparentemente amistosa reunión que sostuvieron ayer por la mañana los alcaldes saliente y electo, Julián Ricalde Magaña y Paul Carrillo de Cáceres, respectivamente.
Ambos políticos tomaron café en el restaurante La Pasteletería, propiedad de Marisol Gallegos, esposa del empresario Miguel Quintana Pali.
La reunión se dio un día después de que se supo que el Ayuntamiento ya no tiene crédito con las gasolineras. ¿Le habrá pedido Julián a Paul que intercediera por él ante los empresarios gasolineros?