El Gabinete del Coronavirus de Israel decidió ayer alargar el confinamiento que vive el país, por el momento durante tres días, debatió nuevas limitaciones y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, advirtió que las restricciones pueden durar meses “o incluso un año”.
Los ministros aprobaron las controvertidas regulaciones de emergencia, que limitan las manifestaciones y otros encuentros a un kilómetro de la residencia de cada participante y en grupos de veinte personas, una medida aprobada por el Parlamento el día anterior, que tendrá que validar hoy el comité de Constitución, Ley y Justicia parlamentario y afectará sobre todo a las multitudinarias protestas contra el primer ministro.
También decidieron imponer multas de 500 shéqueles (unos 125 euros) a quienes visiten las “Sucas” (cabañas) de otras personas durante la próxima festividad judía de Sucot (los Tabernáculos).
El actual confinamiento se extiende al menos hasta el 14 de octubre, aunque es previsible que se mantenga durante largos meses, advirtió el primer ministro. El Gobierno israelí quiere evitar el error que cometió con la primera ola de coronavirus, con una desescalada muy rápida, y Netanyahu advirtió que “la salida del cierre será lenta y gradual, esta vez podría durar entre medio año y un año”, informó hoy el digital Ynet.
Varios ministros, entre ellos el jefe del Gobierno, insistieron en aumentar las restricciones, limitando el área a la que se puede salir a entre 100 y 200 metros de la residencia de cada uno, frente al kilómetro actual.
El titular de Finanzas, Israel Katz, pidió por su parte que se suavicen las restricciones -que mantienen cerrados todos los negocios no esenciales, las escuelas y buena parte de la vida pública y actividad económica, y que se permita reabrir negocios que no atienden al público tras las vacaciones de Sucot, que acaban el próximo día 9, informó el Times of Israel.
El Ministerio de Sanidad informó anoche de que las infecciones se mantienen altas, con más de 7.000 nuevos positivos desde la medianoche anterior (unos 5.000 en 24 horas) y otras 22 muertes por la COVID-19.
Netanyahu ha ordenado a los hospitales del país que se preparen para ver aumentar el número de enfermos graves, actualmente poco más de 800, hasta los 5.000, seis veces la capacidad normal estimada.
Estos datos elevan a cerca de 245.000 los infectados desde que comenzó la pandemia y a 1.552 los fallecidos, en un país de unos nueve millones de habitantes.