Lo normal es que las precipitaciones pluviales en Cancún sean de 1,200 milímetros anuales en promedio y que noviembre sea el sexto mes menos lluvioso del año.
Sin embargo, de acuerdo con registros de la Comisión Nacional del Agua, 2013 ha sido el más lluvioso de los últimos diez años en Quintana Roo. Desde el huracán “Wilma”, cuando en 48 horas llovió todo lo de un año, no se habían registrado precipitaciones tan intensas en el estado, especialmente en Cancún, como las de las últimas semanas.
Según las estadísticas, por los niveles de precipitación tradicionalmente noviembre ocupa el sexto lugar, pero tan solo en los últimos tres días ya se captó lluvia similar a la de julio o agosto. Incluso, el agua que ha caído en las últimas dos semanas supera las que suelen registrarse entre enero y mayo, alrededor de 160 mililitros.
La precipitación atípica ha sido entonces un reto para Paul Carrillo de Cáceres en el arranque de su administración. En sus primeros 45 días no le ha parado de llover, por lo que su principal tarea ha sido la de organizar y supervisar acciones de desazolve de pozos de absorción, obligación primaria que ignoró el gobierno de Julián Ricalde Magaña.
Las lluvias de esta semana tienen una particularidad, pues se combinaron o hicieron el 1-2 el “frente frío” número 12, el más violento de los que se han registrado hasta ahora, y un canal de baja presión que seguirá afectado a la región por lo menos hasta el fin de semana.
Ante condiciones de ese tipo, la administración de Carrillo de Cáceres tuvo que implementar grupos de trabajo para laborar en el desagüe de las calles que resultaron afectadas con inundaciones.
Más de 40 brigadas han tenido que trabajar día y noche con el fin de despejar las calles y éstas estén en condiciones de ser transitadas, que garanticen la movilidad, porque ésta es una ciudad que no puede detenerse.
En los últimos días han sido atendidos 160 pozos de absorción y se han construido 11 nuevos en zonas en las que no se contaba con ese tipo de infraestructura.
Y sí, hay inundaciones, pero éstas ya no tardan varios días como llegó a ser costumbre. Las calles se ven prácticamente secas unas cuantas horas después de que deja de llover. Esa es la diferencia.
Lo importante es cómo se atacan los problemas, no si Cancún sigue inundándose o no. Las condiciones del suelo provocarán por siempre esos problemas, pero se puede prever y se pueden tomar acciones efectivas y eficientes que impidan que la ciudad se detenga.
Allí está la diferencia.