Nora Gámez Torres | Nuevo Herald
Una llamada telefónica cambió el curso de la historia. Por primera vez, desde 1959, los mandatarios de Estados Unidos y Cuba conversaron el martes para cerrar un acuerdo que pudiera terminar con la larga historia de enfrentamiento entre ambos países.
“He dado instrucciones al secretario [de estado John] Kerry para que inicie de inmediato discusiones con Cuba para restablecer las relaciones diplomáticas interrumpidas desde enero de 1961”, anunció el presidente Barack Obama desde la Casa Blanca.
Por su parte, Raúl Castro hizo lo mismo ante las cámaras de la televisión cubana, vestido con su uniforme militar y aclarando que el acuerdo no había implicado “ninguna concesión”. “Hemos acordado el restablecimiento de relaciones diplomáticas”, informó escuetamente.
Aunque el anuncio sorprendió a muchos, el cambio de la política exterior estadounidense hacia Cuba llevaba tiempo en la agenda de la administración, según explica Phil Peters, director del Cuba Research Center, quien recordó que Obama había recibido la presión de senadores, de miembros del Congreso, de la Iglesia Católica y de varios gobiernos de América Latina para que cambiara la política hacia Cuba.
“No sabemos que hizo que cambiara su mente pero esto ha estado en consideración por largo rato, desde que Hillary Clinton estaba en la administración. Obama llegó a la conclusión que la política hacia Cuba no funcionaba y que en medio de todo estaba la liberación de Alan Gross, por lo que tenía que sentarse con los cubanos para discutir qué estaban dispuestos a negociar”, dijo Peters.
En octubre de este año, en una conferencia en la Universidad de Columbia que reunió a periodistas de los principales medios de prensa estadounidenses y latinoamericanos, el ex asesor de la Casa Blanca, el abogado Gregory Craig, afirmó que los Estados Unidos debían unilateralmente cambiar su política con Cuba, a la que calificó de “ineficiente”. Craig auguró que si el cambio sobrevenía, sería antes de abril, cuando debía celebrarse la próxima Cumbre de las Américas.
Otro ex funcionario de la Casa Blanca que habló de manera extraoficial también consideró que era “muy improbable” que el presidente Obama se presentara a la próxima Cumbre de las Américas en Panamá sin nada nuevo en su agenda sobre Cuba.
Pronto la normalización de las relaciones estuvo en el centro de los debates de los medios de prensa de EEUU, con The New York Times dedicando seis editoriales sobre el tema, el nieto de Ernest Hemingway sumándose a la campaña para acabar el embargo e investigadores haciendo énfasis en los precedentes históricos para el intercambio de prisioneros y la historia de negociaciones secretas entre ambos gobiernos.
Más recientemente dos acontecimientos apuntaron a la posible disposición de la administración a acceder a un intercambio. El día que marcaba el quinto aniversario del encarcelamiento de Alan Gross, la Casa Blanca emitió un comunicado en el señaló que la liberación de Alan Gross, que llevaba cinco años encarcelado en Cuba, atendiendo a “razones humanitarias eliminaría un obstáculo hacia relaciones más constructivas entre Estados Unidos y Cuba”.
La liberación de Gross “por razones humanitarias” abrió una puerta a la realización de “gestos humanitarios paralelos”, como el gobierno cubano había llamado al intercambio de prisioneros. La inclusión de un “agente” de los Estados Unidos, a quien Raúl Castro identificó como un espía de origen cubano que había trabajado para EEUU y que fuentes identifican como Rolando Sarraff Trujillo permite presentar la liberación de Gross como un gesto humanitario independiente del intercambio de “espías”.
La sensación de urgencia aumentó la semana pasada cuando el ex presidente Bill Clinton señaló en una entrevista con The Miami Herald que una eventual liberación de Gross ayudaría a que el gobierno de Estados Unidos levantara el embargo.
Reuniones en Canadá
Pero tras bambalinas, negociaciones claves se estaban llevando a cabo desde hacía meses con la participación del Vaticano y la cooperación del gobierno canadiense. Funcionarios de la Casa Blanca informaron que tras su reelección Obama ordenó una revisión de la política hacia Cuba y que las negociaciones entre ambos países se remontaban a junio del 2013.
Al menos siete reuniones tuvieron lugar en Canadá. El primer ministro canadiense Stephen Harper dijo a la Canadian Broadcasting Corporation que su gobierno no medió en las conversaciones sino que facilitó los encuentros
Según el relato de los funcionarios de la Casa Blanca, el papa Francisco jugó un rol importante. El Papa personalmente escribió cartas a Obama y Castro para abogar por el acercamiento. “En ese momento ya habíamos iniciado las negociaciones, pero la carta del Papa dio un mayor impulso”, dijo un alto funcionario este miércoles.
La Iglesia Católica se viene consolidando así como un actor político de peso en el escenario cubano y su intervención en este caso se basa en su experiencia anterior como mediadora en la ex carcelación en 2010 de los presos de la llamada Primavera Negra.
La reacción de La Habana
El anuncio de la normalización de relaciones fue recibido por muchos en Cuba con júbilo, aunque ello no significa que los cubanos en la isla vean cambios de manera inmediata.
Muchos esperan que tengan un impacto positivo en la vida cotidiana, por ejemplo, a través de una mayor disponibilidad de alimentos, a partir de la posible expansión del comercio. Es posible esperar también un aumento del turismo norteamericano y de la venta de artículos como el tabaco o el ron cubano, tras el anuncio de la liberalización de los viajes de ciudadanos estadounidenses a Cuba.
El escritor cubano Rafael Rojas advirtió que las medidas representan “el fin del diferendo diplomático” pero no “el fin del conflicto histórico entre Estados Unidos y Cuba” que, a su juicio, tiene que ver con “la persistencia, en la isla, de un régimen de partido único, ideología de Estado y oposición ilegítima”.
Según Rojas, aunque el episodio “cierra un epílogo de la Guerra Fría”, la “normalización de relaciones” será “muy trabajosa y no carente de retrocesos, ya que deberá enfrentarse a resistencias provenientes de La Habana y de Washington”.
“La primera reacción del gobierno cubano, como puede apreciarse en el mensaje de Raúl Castro, será defensiva. Los sectores más conservadores y retardatarios de la isla verán la normalización diplomática como una amenaza y los más reformistas, a lo sumo, la entenderán como una coyuntura favorable al capitalismo de Estado y a la prolongación del régimen”, reflexiona.
En la isla, el centro de las celebraciones fue el regreso de los restantes tres agentes de un grupo original de cinco, que fueron condenados por cargos de espionaje y estuvieron involucrados en el derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate en el que fallecieron cuatro personas.
En La Habana, estudiantes universitarios salieron a las calles a celebrar en una marcha que la prensa oficial calificó de “espontánea”. La televisión cubana mostró imágenes del recibimiento de los tres agentes por Raúl Castro, su encuentro con sus familiares y su llegada a sus casas. El reportaje intentó mostrar el lado humano de la separación familiar, con el uso de música emotiva de fondo y calificaciones de “héroes”.
En general, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con EEUU ha sido tratado con cautela en los medios de prensa oficiales. El cambio de política exterior se ha presentado como una necesidad del gobierno estadounidense que se encontraba “aislado del resto de los países de la región” en su trato con Cuba, según planteó un periodista en el programa televisivo la Mesa Redonda. Otro advirtió que se trataba en realidad “del comienzo de un camino” pues el embargo todavía quedaba como una “asignatura pendiente”.
En las redes sociales cubanas, el uso de la etiqueta #Volvieron recuerda a los cubanos que la promesa hecha por Fidel Castro en uno de sus discursos finalmente se cumplió: “solo les digo una cosa, volverán”, dijo en el verano del 2001.
Pero aunque Raúl Castro lo mencionó en su discurso, es notable que el ex gobernante Fidel Castro no utilizara la oportunidad para disfrutar de lo que, a todas luces, es visto dentro de Cuba como una victoria política para el gobierno cubano, la mayor en décadas.
“Si Fidel no sale para apoyar esto, uno se pregunta que está sucediendo”, comentó Brian Latell, un investigador asociado en la Universidad de Miami y antiguo especialista en Cuba de la CIA. “¿Esto se está haciendo por encima de sus objeciones o es que ya está en coma?”, se pregunta.
Escepticismo entre opositores y organizaciones del exilio
El jefe de la Sección de Intereses de EEUU en La Habana congregó el miércoles a un grupo de disidentes cubanos para asegurarles que la “relación entre el gobierno de Estados Unidos y la sociedad civil cubana no cambiaría”, según informó la opositora Martha Beatriz Roque a la agencia independiente Cubanet.
Pero Roque dijo que la mayoría de los disidentes no había recibido positivamente la noticia.
En una conversación telefónica que fue varias veces cortada, el activista por los derechos humanos Antonio Rodiles dijo desde La Habana que el anuncio hecho por Obama lo “sorprendió” y lo calificó de “lamentable”, “sobre todo unos días después del 10 de diciembre cuando el gobierno cubano repitió el mismo patrón de arresto y acoso a los activistas por los derechos humanos”.
En un comunicado enviado a el Nuevo Herald, Rosa María Payá —hija del fallecido opositor Oswaldo Payá, fundador del Movimiento Cristiano de Liberación y autor de una iniciativa de reforma constitucional conocida como Proyecto Varela— se pronunció en términos similares y señaló que los cambios anunciados “a una semana de las detenciones, los maltratos y la represión violenta que vivieron todos los cubanos que se manifestaban a favor de los derechos el pasado 10 de diciembre demuestran que la democracia en Cuba es prioridad solo para los cubanos”.
Payá advirtió que “los diálogos entre las élites no son el espacio del pueblo” y llamó a los cubanos a trabajar para alcanzar los cambios políticos que garanticen “el bien común y la superación de la pobreza”.
En una nota más positiva, Rojas instó a “los actores comprometidos con la democratización” a ver el nuevo escenario “como una oportunidad y no como un obstáculo y aprovechar la normalidad democrática para ganar visibilidad e incrementar sus contactos con la ciudadanía”.
El Nuevo Herald intentó comunicarse con varios opositores y activistas en Cuba pero sus teléfonos se encontraban interrumpidos.
Por su parte, en una entrevista exclusiva, el presidente de la Junta Directiva de la Fundación Nacional Cubano Americana (CANF), Jorge Mas Santos, consideró que el reconocimiento diplomático de Cuba por parte del gobierno norteamericano debe estar acompañado de pasos concretos, a corto plazo, para fortalecer a la sociedad civil en la isla.
“El anuncio de hoy fue muy extenso en muchos aspectos además de lo de Alan Gross, los espías y todos los cambios en las políticas norteamericanas. Desde el punto de vista de la Fundación, apoyar o criticar algunos de los aspectos de este cambio de política es inútil”, declaró Mas Santos, a el Nuevo Herald.
“Como tenemos poca confianza en que el régimen vaya a cumplir con los acuerdos a los que llegó con el Papa y el gobierno de EEUU, esperamos que el Vaticano supervise que esos presos políticos que han sido liberados no sean acosados; no los vayan a apresar mensualmente como ha sido la costumbre del régimen y, al mismo tiempo, que paren las represalias contra las Damas de Blanco y todos los otros grupos de la sociedad civil que pacíficamente piden por sus maridos y el bienestar de todos los cubanos” agregó Mas Santos.
Un funcionario de alto rango de la Casa Blanca dijo este miércoles en rueda de prensa que durante las negociaciones “dejamos claro que vamos a continuar nuestro apoyo a la sociedad civil y esperamos que ellos atiendan esos temas, pero vamos a hacerlo a través de los canales diplomáticos y nuestra nueva embajada”.
El secretario de Estado John Kerry igualó el acercamiento al que ocurriera entre EEUU y Vietnam y aseguró que no era el producto de un “un acto de fe” sino de “una convicción de que es la mejor manera de ayudar a llevar la libertad y de crear oportunidades para el pueblo cubano”.
El tiempo dirá.
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