Guarderías establecidas funcionan de forma oculta a un año de que el Gobierno capitalino indicó su cierre por la pandemia de COVID-19; los padres que las requieren desean la reapertura.
A puertas cerradas y sin anuncios para pasar desapercibidos, guarderías establecidas han pasado a operar en la clandestinidad en la Ciudad de México durante el momento actual de la pandemia de COVID-19, lo anterior porque el Gobierno capitalino mantiene suspendida su operación.
Una de ellas está ubicada en la colonia Condesa, donde los anuncios de inscripciones y los servicios a la entrada para el cuidado de niños fueron sustituidos por vallas de metal que bloquean por completo la vista hacia el interior del inmueble.
Los padres y madres acuden a recoger a los niños, quienes son entregados en la puerta por las educadoras uno por uno según pudo comprobar Expansión Política en la sede ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc.
Esta guardería anuncia que sus servicios están disponibles en 10 centros ubicados en distintos puntos de la capital como Santa Fe, San Ángel, Anzures y Polanco.
En su perfil de Facebook, explican el protocolo que tienen para evitar contagios de COVID-19 entre los pequeños que van desde 43 días hasta seis años: toma de temperatura y nivel de oxígeno tres veces al día, pupitres separados, materiales educativos individuales para cada niño y la desinfección constante de los espacios.
La suspensión de guarderías que cumplirá un año este 27 de marzo ha llevado a que surja un mercado clandestino, indica Tania González, representante de la Asociación de Guarderías Privadas de la CDMX.
“Hay guarderías abiertas por la necesidad de los papás; lo exigen, ruegan para que puedas brindarles el servicio.
“Finalmente, el servicio se está dando, los niños se están congregando y no hay registro de focos de contagio que hayan surgido a un año de la pandemia porque esto ha sucedido desde que inició”, señala en entrevista.
La asociación reconoce que ante el cierre oficial han surgido espacios improvisados en casas y departamentos, donde las personas encargadas del cuidado de los niños pueden no estar capacitadas, lo que genera un mayor riesgo de lesiones.
González aclara que no buscan una reapertura ignorando las restricciones del Gobierno capitalino y federal, sino establecer una mesa de trabajo con las autoridades.
La asociación ha pedido un diálogo con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, con el fin de plantearle la necesidad tanto de los padres y madres que trabajan de contar con espacios para el cuidado de sus hijos como de los propios trabajadores de las guarderías que enfrentan deudas por el pago de renta, nómina e impuestos.
“Nosotros, como guardería, los padres desde el segundo mes (del inicio de la pandemia) ya no nos siguieron cubriendo estas cuotas ya que nuestro servicio es totalmente presencial. El 80% de las guarderías aprobadas estamos ante un cierre inminente y permanente de nuestras puertas al ya no poder sostener, es un endeudamiento que va más allá de nuestras manos”, explica González.
Ante una carta pública enviada por la Asociación de Guarderías Privadas de la CDMX pidiendo se permita la reapertura, la jefa de Gobierno pidió esperar.
“Afortunadamente, va bajando el número de personas con COVID y el número de personas que están llegando a hospitalizaciones, pero hay que esperar un poco. Va avanzando la vacunación en la ciudad y esperamos que siga esta tendencia para poder ir avanzando en la apertura de otras actividades” respondió Sheinbaum en conferencia de prensa el 12 de marzo.
Sin embargo, este llamado a tener paciencia y esperar es justo lo que provoca el surgimiento de un mercado irregular para el cuidado de niños, considera Cristina Heliane Rosas Balán, politóloga por la UNAM y especialista en políticas públicas.
“Siempre ante la ausencia de acciones institucionales del Estado se va a dar la clandestinidad. Lo único que está haciendo el Gobierno con esta omisión de generar protocolos es promover la clandestinidad, porque en realidad tampoco está habiendo un mecanismo de verificación para que esto no suceda”, indica Rosas.
Eva*, freelance quien cuida de una hija que se acerca a los dos años, indica que primero consideró la opción de llevar a su pequeña a una guardería privada cercana a su hogar en la Colonia Juárez, sin embargo, las opciones que encontró cobran alrededor de 10,000 pesos al mes.
Su esposo hace home office y se encarga de darle las comidas a la niña, sin embargo, Eva* señala que mientras su pareja cumple con su horario laboral para la empresa en la que trabaja ella es quien se ve dividida entre avanzar sus asignaciones y cuidar a su hija.
“Como mi esposo tiene que cumplir con un horario de rajatabla, él no pero yo sí. Tenía entregas pero no las podía hacer tan rápido ni como me las pedían, entonces tenía que estar con la niña por un lado y el trabajo del otro, sí me sentía dividida”, cuenta.
La solución que encontraron fue organizarse con otros padres para contratar un servicio privado de cuidadoras, quienes se hacen cargo de entre cuatro y cinco niños por cinco horas diarias de lunes a viernes.
“¿Por qué están abiertos los restaurantes y las guarderías no? ¿O por qué no vacunan a los maestros? Debería ser prioridad”, afirma la profesional y madre de una pequeña.
Para Rosas Balán la reactivación económica sólo será posible si se comienza a trabajar en la reactivación de los espacios de cuidado y educación de los niños como las guarderías, sin embargo, reconoce que en este momento la ciudad no está preparada.
“Hay un impacto desde un punto de vista emocional por no tener un lugar seguro para dejar a los hijos y en segundo por la imposibilidad –en especial de las mujeres- de reincorporarse a sus actividades laborales.
“No es sólo una fecha para reabrir, sino que (las autoridades) establezcan cómo se va a hacer ese regreso, si las guarderías ya cuentan con un protocolo”, indica la especialista en políticas públicas.
Mientras se espera un protocolo de medidas preventivas y sanitización de espacios como las guarderías, también se reconoce que una reapertura inmediata sería arriesgada, según opina Rafael Bojalil Parra, investigador del Departamento de Atención a la Salud de la UAM.
“Lo más probable es que los niños difícilmente se contagien entre ellos pero sí contagian a los miembros de su familia. Abrir las guarderías en estos momentos, en estas condiciones creo que es un riesgo demasiado alto como para tomar esa decisión”, dice el experto.
Un escenario para un regreso seguro sería cambiar la estrategia de vacunación para cubrir al personal educativo y de cuidados tanto en estancias infantiles públicas, guarderías privadas y escuelas, así como a la población económicamente activa.
“Si vacunas a las cuidadoras de las guarderías, cuidas a los papás y las mamás de esos niños; entonces, haces mucho más fácil y seguro abrir esos espacios. En lugar de empezar por edades, tenemos que empezar por quienes están más expuestos”, detalla Bojalil.
Una encuesta aplicada por la Universidad de Yale a 57,000 cuidadores encontró que no hay diferencia en la probabilidad de contraer COVID-19 entre aquellos que dejaron de trabajar ante la pandemia y quienes continuaron haciéndolo.
No obstante, el especialista de la UAM pide no descartar aún el riesgo para los niños, pues si bien no suelen presentar síntomas se han documentado casos donde tienen secuelas en su salud luego de que un familiar resultó positivo a COVID-19.
“Cada vez se ven más casos de niños que nunca presentaron síntomas pero al cabo de unos meses están muy enfermos sobre todo con cuestiones de intestino, cansancio crónico, falta de concentración y se puede rastrear que en su familia hubo infecciones por COVID. No asumamos que los niños no se enferman y no les va a pasar nada”, advierte.