Cancún, 10 de febrero.— Por como se dan las actuales condiciones en el Atlántico Sur, sitio donde se concentra el sargazo que posteriormente se mueve de acuerdo con las corrientes y vientos, este año se tendrán cantidades considerables, no como en 2018, pero sí en volúmenes de 2019, advirtió la Dra. Brigitta I. van Tussenbroek, del instituto de Ciencias del Mar y Limnología, en Puerto Morelos, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Luego de recalcar que el sargazo llegó para quedarse y habrá que aprender a lidiar con él, explicó que desde enero se puede tener una idea de cómo será la situación este año, al tener en cuenta la cantidad que se concentra en la zona de las Antillas del Sur. Desafortunadamente, las imágenes satelitales de la Nasa que da a conocer la Universidad del Sur de la Florida, que estudia este fenómeno, no son alentadoras.
“Por sentido común, a mayor cantidad de sargazo que se tenga en el océano más será la probabilidad que nos llegue”, indicó al ser entrevistada por Radio Fórmula.
La Dra. Brigitta I. van Tussenbroek señaló que como están las actuales condiciones en los mares del Sur, todo apunta que se tendrá en las costas una situación no como en 2018 que fue crítica, pero sí similar a la de 2019.
“La cantidad dependerá de los corrientes predominantes que se tengan y de ciertas condiciones en la zona, como son los vientos alisios. Si llegan esas corrientes de Yucatán hacia nuestras costas, eso evita que llegue el sargazo”, apuntó.
“Esto es algo que no se puede predecir con exactitud, todo lo que se puede decir son estimaciones al no depender de condiciones locales”, indicó.
La investigadora recordó que hasta hace unos años este fenómeno no se daba como ahora en grandes volúmenes y hay algunas teorías sobre su origen, como efectos del cambio climático, o que un volumen considerable proveniente del Mar del Sargazo llegó a la zona entre África y Brasil encontrando condiciones ideales para su desarrollo, como hallar muchos nutrientes que llegan del Amazonas.
Explicó que el sargazo una vez que alcanza condiciones de masas oceánicas considerables, comienza su desplazamiento en la primavera y el cambio de las corrientes y vientos lo empujan hacia el Caribe.
“Puede llevar unos dos meses desplazarse de su punto de origen hasta el Caribe mexicano y, como se dijo, mucho dependerá de la cantidad que llegue y de la situación de los vientos que vayamos a tener en la zona”, agregó.