Ciudad de México, 16 de julio.- El párroco de la Iglesia católica la Resurrección del Señor, ubicada en Avenida 504, esquina Avenida 549, colonia San Juan de Aragón I y II, alcaldía de Gustavo A. Madero, fue asaltado y despojado de 500 mil pesos en efectivo, 15 plumas Mont Blanc, ocho relojes y anillos religiosos, uno de ellos, de oro puro.
La víctima, Genaro Miguel, se desempeña desde hace un año como sacerdote en ese templo, por lo que vive en un inmueble aledaño.
El 15 de julio al ingresar a la vivienda se encontró con dos sujetos, uno de ellos le apuntó con un arma de fuego en la cabeza, mientras que su cómplice, por la parte trasera le cubrió la cabeza con un trapo y le dijo: “cálmate, no nos veas y no grites”.
Uno de los asaltantes metió la mano a la bolsa del pantalón del religioso y sacó su cartera, posteriormente le quitó un reloj de pulso que tenía en la mano derecha y un anillo. Después lo llevaron al cuarto bodega y lo amarraron de pies y manos, dejándolo recostado en el suelo.
Ahí también estaba su asistente, quien también había sido sometida.
Conforme a lo declarado en la Carpeta de Investigación CI-FIGAM/GAM-8/UI-1S/D/00291/07-2020, los asaltantes se retiraron y las dos víctimas escucharon que sacaban cosas de su habitación.
Cinco minutos después, el párroco y su asistente se levantaron para solicitar ayuda a un cuidador de vehículos, quien oprimió la alarma de seguridad y a los pocos minutos llegaron los policías.
El sacerdote dijo ante los policías que el dinero que se llevaron los ladrones, fue aportado por los feligreses y sería utilizado para el pago de servicios médicos de su sacristán, quien se accidentó, así como para cubrir diversos gastos en la parroquia.
Genaro Miguel no pudo proporcionar datos precisos de la media filiación de los asaltantes, solo dijo que ambos llevaban cubrebocas, quien portaba el arma, vestía pantalón de mezclilla azul, sudadera gris y gorra beisbolera.
Policías de Investigación acudieron al lugar para ubicar cámaras de C2 y particulares, así como a entrevistar a testigos, a la asistente del párroco y al ‘cuidacoches’ que lo ayudó a activar la alarma.