Cancún, 27 de febrero.— A casi un mes de que empezó a aplicarse una nueva modalidad del “programa alcoholímetro” los resultados han sido positivos, se empieza a generar conciencia sobre la importancia de no conducir alcoholizado y, aunque no se tiene todo el equipamiento requerido, se abatió la corrupción, manifestó el secretario general del Ayuntamiento, Jorge Aguilar Osorio.
El combate a la corrupción es uno de los ejes del actual gobierno municipal, problema que se manifestaba de sobremanera en el “alcoholímetro”, que había dejado de ser un programa preventivo para salvar vidas y se convirtió en un tema de extorsión de los agentes, indicó en entrevista para el noticiero matutino Origen.
Luego de seis meses de trabajo, funcionarios y regidores llegamos a la conclusión de que teníamos que evitar el tema de los amparos y crear un mecanismo que prevenga la corrupción, señaló. Esto derivó en una nueva modalidad del “alcoholímetro”, que pone a quien no pasa la prueba ante un juez cívico, quien uno o dos días después de que se da la falta determina si el infractor paga una multa o realiza trabajo a favor de la comunidad.
Luego se señalar que se trabaja con la Contraloría y otras direcciones para mejorar el programa, dijo que en el tiempo que lleva esta nueva modalidad han sido detenidas poco más de 200 personas que conducían en estado de ebriedad, de las cuales alrededor de 100 han optado por pagar la multa y 120 por trabajo a favor de la comunidad, las cuales se canalizaron en su gran mayoría a Servicios Públicos para colaborar en la limpieza de playas en un mínimo de 16 horas.
“Había críticas en el sentido de que el alcoholímetro se iba a convertir en recaudatorio. No lo es y tiene un fundamento legal: la Constitución establece que la primera sanción de carácter administrativo es la multa, de modo que al tener nosotros a la gente detenida, se podían amparar y, aunque tenían que regresar, evitaban pasar ahí la noche, se hacía más complicado el trámite y regresaban cuando querían”.
Nos parece que el trabajo comunitario es más provechoso para la comunidad que tenerlos encerrados, indicó. Eso, con independencia de que deben asistir a una plática que genera mucha conciencia sobre la necesidad de enfrentar las adicciones, lo que también ha sido un acierto de esta administración.
“Ese es el procedimiento y aún lo estamos perfeccionando. De hecho, una de las principales quejas de la gente era que tenían que baja la ventanilla y soplar en las manos de los agentes, pero se tomaron cartas en el asunto y ya tenemos 12 equipos nuevos, entre cualitativos y cuantitativos”.
Según dijo, ahora la gente sopla primero en un aparato que tiene un foco en la parte de arriba para determinar si ha ingerido alcohol. En caso de ser así, se enciende una luz roja y verde si no han bebido. En el primer caso, la persona debe descender del vehículo y someterse a una prueba cuantitativa, en la que se determina la cantidad de alcohol, se imprime un ticket que se anexa a la multa y se pasa al juez cívico para que determine la sanción.
En cualquier situación, el vehículo se queda en garantía y no se lo puede llevar ni siquiera un acompañante que no haya bebido.
Si el conductor decide pagar la multa, puede acudir a Tránsito al día siguiente a hacerlo y participar en la plática de concientización, que dura aproximadamente dos horas, a cargo de personal del Instituto Municipal contra las Adicciones y sólo entonces se podrá llevar su unidad.
La presidenta municipal ordenó relanzar el programa y todavía estamos en espera de un recurso para equipamiento, subrayó. El camper que se usa en los operativos tendrá pintados los derechos de las personas que no pasan esta prueba para que no sea discrecional. Lo queremos hacer sumamente transparente y por eso se relanzará una convocatoria para visores ciudadanos que acompañen este operativo.
Además, se elaborará un manual, que será de los primeros del país en esta modalidad.