San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 21 de octubre de 2024 — Marcelo Pérez, sacerdote indígena y defensor de los derechos de los pueblos originarios en Chiapas, fue asesinado tras años de recibir amenazas de muerte por su labor en defensa del territorio y su lucha por la paz en la región. El padre Marcelo, originario de San Andrés Larráinzar, había sido una figura clave en la oposición a proyectos mineros y la violencia en la entidad.
En febrero de 2015, el sacerdote ganó notoriedad al rechazar públicamente la exploración y explotación minera en la región tsotsil de Chiapas. En respuesta a una solicitud del Servicio Geológico Mexicano, Pérez organizó una magna peregrinación en la que participaron alrededor de 10 mil indígenas desde Simojovel hasta Tuxtla Gutiérrez, denunciando además el bajo precio del ámbar y el tráfico de armas en la zona. La marcha se convirtió en un símbolo de resistencia pacífica, y desde entonces, Pérez fue objeto de múltiples amenazas.
A pesar de contar con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y estar inscrito en el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, el padre Marcelo nunca se ocultó. Era común verlo caminando por las calles de San Cristóbal de las Casas, siempre acompañado de su característico telar con bordado chol y su boina negra. Su última marcha, el pasado 13 de septiembre, fue en favor del cese de la violencia en Chiapas, un tema que lo preocupaba profundamente.
La violencia en Chiapas, especialmente en municipios como Pantelhó, había escalado en los últimos años debido a la confrontación entre grupos armados locales. A Marcelo Pérez se le vinculó falsamente con el grupo de autodefensas “El Machete”, pero su labor siempre fue la de mediador en busca de la paz.
Hoy, en medio de un profundo duelo, miles de personas acompañaron el féretro del sacerdote rumbo a San Andrés Larráinzar, su tierra natal, donde será sepultado. Con consignas como “¡Zapata vive, la lucha sigue!” y “El padrecito es chingón”, los fieles católicos expresaron su respeto y admiración por un hombre que dedicó su vida a la defensa de los pueblos indígenas y la justicia social en Chiapas.
El asesinato de Marcelo Pérez representa una nueva tragedia en el contexto de la creciente violencia en el estado, y sus seguidores exigen justicia y el fin de la impunidad.