El Caribe mexicano, con Cozumel y Mahahual como puntos clave, recibe casi el 60% de los turistas de crucero que arriban a México.
Es un liderazgo indiscutible a nivel mundial en este segmento turístico. Sin embargo, el peso de su relevancia no parece reflejarse en el actuar de sus autoridades locales, pues los presidentes municipales de Cozumel, José Luis Chacón Méndez, y de Othón P. Blanco, Yensunni Martínez Hernández, han estado notoriamente ausentes del debate en torno al nuevo derecho de 42 dólares que se pretende cobrar a los cruceristas.
La gobernadora Mara Lezama Espinosa ha asumido un rol central en este tema, mediando entre las necesidades del gobierno federal, que busca más recursos para sus proyectos, y la urgencia de que los puertos quintanarroenses mantengan su competitividad frente a otros destinos caribeños, donde se cobra cuando mucho la mitad de lo que se pretende aplicar en México.
Por ejemplo, en Roatán los “cruceristas” pagan 10 dólares para ingresar a la isla hondureña, al igual que en República Dominicana; en Bahamas la tarifa es de 23 dólares y en Puerto Rico de 16.
Además, los senadores Anahí González Hernández y Eugenio Segura Vázquez han abogado porque lo recaudado beneficie directamente a Cozumel y Mahahual mediante infraestructura y que su aplicación se posponga seis meses y se inicie de manera progresiva.
A este esfuerzo se suma Carmen Joaquín Hernández, presidenta del Consejo Coordinador Empresarial de Cozumel, quien ha destacado la importancia de buscar acuerdos justos que no pongan en riesgo las rutas de cruceros hacia Quintana Roo.
¿Y los presidentes municipales? Ni sus luces. En un momento crucial para los destinos turísticos que gobiernan, Chacón y Yensunni Martínez parecen más preocupados por otros asuntos, por el show navideño, dejando de lado la responsabilidad de defender los intereses de sus municipios.
En lugar de estar ausentes del debate de este tema, estos presidentes municipales deberían estar articulando alianzas con otros puertos mexicanos como Ensenada, Mazatlán y Los Cabos, que también dependen del turismo de cruceros.
La unión estratégica con estos municipios podría generar una propuesta colectiva que beneficie a todos, pero ese liderazgo está ausente.
Es inconcebible que los presidentes municipales de los principales destinos cruceristas de México no estén a la altura de las circunstancias.
¿Cuántas oportunidades se perderán mientras sus agendas se enfocan en otras cosas?
Sus comunidades merecen liderazgos activos y comprometidos que enfrenten los retos y defiendan los intereses locales. – 6 de diciembre de 2024.
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