Ausencias estratégicas y suplentes activos: el desafío de cada voto en el Congreso de la Unión

Editorial | Sobre las olas

Ausencias estratégicas y suplentes activos: el desafío de cada voto en el Congreso de la Unión

Ausencias estratégicas y suplentes activos: el desafío de cada voto en el Congreso de la Unión

Vivimos un momento político en el que cada voto en el Congreso de la Unión pesa como oro. Las decisiones legislativas están marcadas por la mínima diferencia y, en este contexto, cada diputada y diputado, cada senadora y senador, tienen la responsabilidad de estar presentes y listos para cumplir con su deber.

Por ello, las fracciones legislativas han hecho un llamado claro a sus integrantes: si por alguna razón se deben ausentar, es crucial pedir licencia y activar a los suplentes para garantizar que no se pierda un solo voto.

Esta disciplina se ha visto reflejada en la decisión de Luis Donaldo Colosio Riojas, quien hace unas semanas pidió licencia para tomar un reposo recomendado por un médico, pero ya se reintegró al Senado.

Está misma semana el diputado federal Germán Martínez Cázares, colaborador de Radio Fórmula, solicitó licencia por un mes para viajar a España e Italia.  El propósito de su viaje es visitar a Ciro Gómez Leyva en Madrid  y posteriormente visitar Roma y el Vaticano, como parte de un compromiso familiar.

El legislador michoacano que representa a Querétaro dejó a su suplente activo y listo para participar en las votaciones y tomar las posturas necesarias, ya sea a favor o en contra, según lo demanden las circunstancias.

Asimismo, la senadora quintanarroense Mayuli Martínez Simón, quien tuvo que ausentarse unos días, pidió licencia para que su suplente tomara el relevo y así no se perdiera su voto en las discusiones legislativas.

Hoy, Mayuli Martínez se reincorporó a sus labores legislativas.

Pero hay quienes no necesitan de un trámite de ese tipo, como es el caso del sindicalista de cabecera de la 4T, Pedro Haces, el líder obrero que viaja en helicóptero privado en la Ciudad de México y puede ir a ver una final de Grandes Ligas en Nueva York, mientras un fantasma pasa lista de asistencias y vota por él una reforma constitucional.

Y si lo descubren en la maroma, tan fácil como borrar su asistencia y voto del acta, así como del diario de los debates y con ello declarar la inexistencia legal de tal hecho.

Las y los legisladores deben estar “a las vivas”, con la guardia alta, dispuestos a hacer frente a las exigencias de sus cargos y a las necesidades de sus fracciones.

Cada voto cuenta, cada escaño es vital, y en este juego, perder un voto por falta de previsión puede ser un error costoso.

El Congreso de la Unión se encuentra en una etapa donde la presencia y la participación activa son más importantes que nunca.

La política no admite distracciones, y el reloj legislativo no se detiene para nadie. Por eso, en estos tiempos, tener la guardia alta es la única opción.

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