La toma de posesión de Carlos Joaquín González se convirtió en una verdadera fiesta cívica. Fue un acontecimiento que cimbró a la sociedad quintanarroense porque es la primera vez que el PRI no estaba ocupando todo el escenario. El escenario lo ocupaba la gente. La gente de carne y hueso. La gente que el domingo cinco de junio acudió a votar por un cambio. Y obtuvo la victoria.
Por eso la gente que acudió al acto cívico-político en Chetumal sentía la victoria como propia. Carlos Joaquín fue el depositario de esa confianza de la ciudadanía, porque luchó y convenció. Porque demostró confianza en sí mismo, en sus propias capacidades, en sus alianzas, y, sobre todo, porque demostró confianza en la gente.
Carlos Joaquín inicia su gobierno con las mejores expectativas, a pesar de que las finanzas públicas tienen un boquete impresionante. Su mensaje de toma de posesión, el discurso que pronunció ante miles de ciudadanos en la explanada de la bandera en Chetumal, no deja lugar a dudas. Combate y castigo a los culpables de la debacle financiera. No será una tarea fácil, porque detrás del saqueo se armó toda una trama que quizá no sea fácil desenredar. Pero se debe hacer porque la sociedad exige castigo a los culpables del latrocinio.
Carlos Joaquín realizó sus primeros nombramientos y fueron bien recibidos. Ojalá que los nuevos funcionarios designados están a la altura de la responsabilidad asumida. Ojalá que se dediquen por completo a sus tareas, sin equívocos, con lealtad a toda prueba.
Hay temas que todavía no se abordan pero que crearon un ambiente de temor y hostigamiento en numerosas personas. Allí está. Por ejemplo, el caso de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, que se convirtieron en verdaderos enclaves delincuenciales. Los casos están suficientemente probados y se difundieron en la prensa nacional e internacional. Los despojos de tierras en Tulum, en Solidaridad, en el conjunto residencial Mayori, etc. En estos casos se tejió una complicidad que abarca a personajes de muy alto nivel tanto en la política como en la economía.
Mucho tiene que hacer el nuevo gobierno en temas muy delicados para desenmarañar la tupida red de corrupción. El Registro Público de la Propiedad, debe ser de nuevo público, porque hasta ahora la opacidad ha sido allí el común denominador.
En el tema de transporte también hay un nudo muy fuerte. Son muchos los temas y los intereses. Pero la sociedad espera no sólo una nueva política sino también justicia. El que la hizo que la pague.
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