El presidente Joe Biden exclamó ayer “¡basta, basta!” e instó al Congreso a prohibir las armas de asalto y cargadores de alta capacidad, derogar la protección que tienen los fabricantes de armas contra las demandas por la violencia perpetrada por personas que portan sus armas y aplicar otras medidas sensatas de control de éstas para hacer frente a la cadena de tiroteos que han golpeado a Estados Unidos.
“Por el amor de Dios, ¿Cuánta carnicería más estamos dispuestos a aceptar?”, preguntó Biden desde la Casa Blanca en un discurso televisado transmitido en horario estelar, después de que el mes pasado fueron asesinados a tiros 19 niños y dos maestras en una escuela primaria en Uvalde, Texas, 10 afroestadunidenses en un supermercado de Buffalo, Nueva York, y antier cuatro personas en un centro médico de Tulsa, Oklahoma.
“Deberíamos restablecer la prohibición de las armas de asalto sobre los cargadores de alta capacidad que aprobamos en 1994 con el apoyo bipartidista del Congreso y el apoyo de las fuerzas del orden”, aseveró.
Afirmó que de no lograrse la prohibición entre los legisladores, al menos se debe llegar a un acuerdo sobre otras medidas históricamente bloqueadas por los republicanos en el Congreso, como aumentar la edad para comprar armas de asalto de 18 a 21 años o ampliar la comprobación de antecedentes penales y limitar el acceso a las armas de fuego a las personas con problemas de salud mental.
El presidente demócrata pidió derogar la protección que tienen los fabricantes de armas contra las demandas por la violencia perpetrada por personas que portan sus pertrechos.
Calificó de “inconcebible” la negativa de la mayoría de los senadores republicanos a votar normas más estrictas sobre las armas de fuego. Es “hora de que el Senado haga algo”, dijo, y añadió que los congresistas “no pueden fallarle otra vez al pueblo estadunidense”.
Advirtió que si los legisladores no actúan, los votantes deberían usar su “indignación” para convertir esta violencia en un tema central en las elecciones de mitad de periodo de noviembre.
“No podemos volver a fallar al pueblo estadunidense”, insistió el mandatario con 56 velas como telón de fondo, para representar a las víctimas de la violencia armada en los estados y territorios del país.
Al mismo tiempo, los miembros de la Cámara de Representantes debatían ayer otro importante proyecto de ley que prohibiría la venta de rifles semiautomáticos a menores de 21 años y la de cargadores de alta capacidad.
Estas medidas, que se someterán a votación en la Cámara baja la próxima semana, ya han sido calificadas de “ineficaces”, “mal consideradas” y “antiestadunidenses” por un grupo de republicanos. Y por tanto parece imposible que sean adoptadas en el Senado.
Mientras asistía virtualmente a una audiencia del Comité Judicial sobre el paquete legislativo desde su casa, el congresista republicano de Florida Greg Steube sorprendió a sus colegas legisladores cuando sacó varias pistolas.
“Espero que el arma no esté cargada”, dijo la demócrata de Texas Sheila Jackson Lee.
“Estoy en mi casa. Puedo hacer lo que quiera con mis armas”, le respondió Steube.
La iniciativa que se debatió convertiría en delito federal la importación, fabricación o posesión de cargadores de alta capacidad y crearía un programa de subvenciones para sacar esos cargadores del mercado mediante su recompra. También incorporaría la prohibición decretada por la presidencia de accesorios que permiten la repetición rápida de disparos y las llamadas armas fantasma, de fabricación privada y sin número de serie.
Un grupo de nueve senadores interpartidistas se reunieron esta semana para hablar de la respuesta a los tiroteos de masas que enlutan la nación, con cierto optimismo sobre la posibilidad de lograr reformas.
Otros tiroteos, ahora en Wisconsin y Iowa
Mientras, otro tiroteo, ahora en Racine, Wisconsin, ocurrió la tarde de ayer durante los servicios fúnebres de un hombre de 37 años asesinado a tiros por un oficial el 20 de mayo cuando lo detuvieron durante una investigación de armas.
La policía de Racine informó en redes sociales que se produjeron numerosos disparos alrededor de las 14:30 horas (locales) en el cementerio de Graceland, unos 48 kilómetros al sur de Milwaukee, lo que produjo “un incidente crítico”.
Las exequias fueron para Da’Shontay L King Sr, confirmaron los servicios funerarios al canal TMJ4 News, filial de la cadena NBC, que indicó que hasta cinco personas pudieron haber resultado heridas, entre ellas familiares del difunto y un sospechoso. Al cierre de esta edición no estaba claro el saldo total ni si hubo víctimas mortales.
Al cierre de esta edición, se informó que tres personas, incluyendo el tirador, murieron en un tiroteo afuera de una iglesia de Ames, Iowa. Las tres personas perecieron en el exterior de la iglesia Cornerstone, ubicada a las afueras de Ames, dijo el Departamento de Policía del condado de Story. La iglesia se ubica cerca de la autopista interestatal 35, unos 48 kilómetros al norte de Des Moines.
En Tulsa, el jefe de policía, Wendell Franklin, informó que un hombre –identificado como Michael Lewis– que culpaba a su cirujano por el dolor persistente que sufría tras una operación reciente de la espalda compró un fusil semiautomático tipo AR-15 y abrió fuego en el hospital Saint Francis, matando al médico y a otras tres persona antes de suicidarse.
El senador estatal texano, el demócrata Ronald Gutiérrez, dijo que el comandante en la escena del tiroteo en la primaria Robb, de Uvalde, Pete Arredondo, no fue informado sobre las llamadas al número de emergencias 911 por estudiantes aterrorizados atrapados en el edificio mientras ocurría la matanza.