Mientras las columnas acorazadas rusas marchaban desde diferentes direcciones sobre las principales ciudades de Ucrania, Belarús —el aliado más importante de Moscú en la región y desde donde provino una de las fuerzas invasoras rusas— celebró el domingo un referéndum para modificar su constitución.
¿Por qué es importante este hecho de política interna en Belarús?
Porque la nueva constitución elimina el estatus no nuclear del país y abre las puertas al despliegue de arsenales atómicos rusos en el país, el cual abandonó sus armas nucleares tras la caída de la Unión Soviética y su independencia en 1991.
El 78,63% de los habitantes de Belarús votaron el domingo, según la Comisión Electoral Central, y el 65,16% dijo sí a la nueva constitución, que además habilita al cuestionado presidente Alexander Lukashenko, en el poder desde 1994, la oportunidad de postularse para dos mandatos adicionales en el cargo.
También el domingo el presidente de Rusia, Vladimir Putin, dio la orden de poner en estado máximo de alerta a las fuerzas estratégicas de disuasión de su país, que incluyen armas nucleares.
“Altos funcionarios de los principales países de la OTAN se han permitido hacer comentarios agresivos sobre nuestro país, por lo que ordeno al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor que pongan en alerta de combate a la Fuerza de Disuasión del Ejército ruso”, dijo Putin, un día después de conocerse la decisión de parte de Europa y Estados Unidos de suspender a algunos bancos rusos del sistema de intercambio financiero SWIFT.
¿Por qué es importante, entonces, este giro en Belarús en cuanto a al despliegue de armas nucleares, que tiene lugar el mismo día en el que Rusia pone en alerta a sus fuerzas de disuasión, en el contexto de su invasión a Ucrania?
Belarús y las armas nucleares
En tiempos de la Unión Soviética, cuando Belarús era una de sus repúblicas, el país llegó a albergar numerosas armas nucleares soviéticas de distinto tipo y en el contexto de la Guerra Fría.
De acuerdo con la organización Nuclear Threat Initiative, cuando Belarús se independizó en 1991 en medio del colapso de la URSS, había en el país 81 misiles balísticos intercontinentales SS-25 (conocidos en Rusia como Topol), armados con ojivas nucleares y ubicados en tres bases, además de un número desconocido de armas nucleares tácticas, de menor poder destructivo.
El Belarús independiente ingresó en el Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT, por sus siglas en inglés) en 1993, aceptando abandonar todas sus armas nucleares. Para ello las transfirió a Rusia, completando el proceso en 1996 (Rusia es también miembro del PNT, pero forma parte de los cinco países cuya posesión de armas nucleares es considerada legal).
Otras ex repúblicas socialistas realizaron un camino similar: en el caso de Ucrania el arsenal que transfirió a Rusia era incluso muy superior, llegando a unas 1.900 ojivas nucleares.
Desde entonces, Belarús no tiene armas nucleares en su territorio, pero eso podría cambiar en un corto tiempo y Europa podría recibir aún más ojivas nucleares.
La práctica de las potencias nucleares de desplegar ojivas en Estados aliados que no cuentan con esa tecnología no es inusual, aunque suele generar tensiones.
Sucedió, por ejemplo, durante la Crisis de los Misiles en 1962: en esa ocasión la OTAN llevó armas nucleares a Italia y Turquía, mientas que la URSS lo hizo en Cuba.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) lo enmarca en su política de “compartición nuclear”, por cual Estados Unidos despliega ojivas en distintos países no nucleares de Europa en el marco de su sistema defensivo.
A esto se suman Francia y Reino Unido, que cuentan con arsenales nucleares propios.
El papel de Belarús en la invasión de Ucrania
Rusia invadió Ucrania el jueves 24 de febrero, tras meses de escalada de tensiones con Kyiv y acumulación de tropas en la frontera.
Las fuerzas rusas atacaron desde el norte, el este —incluyendo la región separatista en Donbás, controladas por rebeldes prorrusos— y el sur, desde la península de Crimea anexada por Rusia en 2014.
Los soldados rusos que invadieron desde el norte y en dirección a Kyiv, capital de Ucrania, y otras grandes ciudades en la región comenzaron su avance desde Belarús, principal aliado de Rusia en la región.
No se ha reportado, al momento, la participación de soldados de Belarús en la fuerza invasora. Aunque un funcionario del gobierno de Ucrania dijo a CNN que la inteligencia de este país considera que Minsk está “dispuesto” a incorporarse al ataque.
Aun si las tropas de Belarús no pisan nunca Ucrania, la asistencia del país al esfuerzo bélico ruso es ya notable. Imágenes satelitales de Maxar Technologies mostraron el lunes un extenso convoy militar ruso de más de 60 kilómetros de extensión —compuesto por tanques, artillería y camiones— avanzando hacia Kyiv desde Belarús.
Y la nueva constitución aprobada el domingo, y que entrará en vigor en 10 días desde ese momento, sólo parece aumentar el papel del país en la guerra mediante su giro en materia de arma nucleares.