Por Eduardo Ochoa Guerrero
A principios de los años 80, cuando el VIH-Sida se convirtió en pandemia, circularon muchas historias sobre la enfermedad y quienes la habían contraído. En particular una se convirtió en leyenda y aterrorizó a muchos en México y en el mundo.
Se hablaba de un sujeto que pasó la noche en un hotel con un travestí o transexual infectado y a la mañana siguiente despertó y encontró en un espejo, escrita con lápiz labial, la leyenda: “Bienvenido al club”.
La historia, que supuestamente puso a temblar a más de uno, me vino a la memoria al enterarme de que en redes sociales circuló en los últimos días “información” sobre una mujer meridana de 44 años de edad, quien viajó a Canadá, donde fue sometida a un estudio y se le diagnosticó coronavirus Covid-19.
La mujer, según esa versión, viajó de retorno a su hogar –lo que deja dudas sobre la actuación de las autoridades sanitarias canadienses–, donde reanudó su vida familiar y social. Al enfermar, siempre de acuerdo con lo publicado en redes sociales, habría acudido al médico, que decidió someterla a una prueba para detección del Covid-19, a lo que ella habría respondido que no era necesario porque en Canadá ya se la habían aplicado y los resultados, que le habrían enviado por esos días, resultaron positivos.
Las versiones en redes hablan, incluso, de denuncias judiciales contra la mujer, de personas con las que convivió, médicos y enfermeras, porque sabiendo que estaba enferma, viajó y no se reportó a tiempo ante las autoridades sanitarias.
Versiones periodísticas confirman que la mujer viajó a Canadá, donde dio positivo a la prueba de coronavirus y, una vez en Mérida, donde enfermó, ella y sus familiares negaron en primera instancia haber viajado o estado en lugares de riesgo. No fue sino hasta que se complicó la neumonía que le diagnosticaron, que confesaron que tiene Covid-19, obligando a poner en cuarentena al personal médico y de enfermería que la atendió.
Más allá de la manera como actuaron la mujer y su familia, lo cual no tiene justificación y debe ser castigado si supera la enfermedad, y de la confirmación de que las redes sociales pueden ser un valioso medio para comunicar, pero no siempre para informar, en momentos como los que vivimos la responsabilidad es esencial.
Tenemos una responsabilidad individual, con nosotros mismos, que nos obliga a tomar medidas para no enfermar, pero también la tenemos con la esposa, los hijos, la familia entera, los amigos y vecinos. Todos los días nos “bombardean” con mensajes sobre lo que debemos hacer y hoy lo primordial es no salir, no exponernos.
Obligar a las autoridades a recorrer las playas del Estado para retirar a la gente que aprovecha las “vacaciones” o instalar filtros urbanos para obligar a la gente a permanecer en casa evidencia que no hemos tomado conciencia de la situación, de ahí que el titular de Seguridad Pública en el Estado, Alberto Capella Ibarra, haya anunciado que se trabaja en el estudio de las sanciones penales que se impondrán a los portadores del virus Covid-19 que de manera irresponsable salgan a la calle y contagien a otros ciudadanos.
“Sabemos que las personas que pudieran haber contraído el Covid-19 son víctimas, pero es irresponsable que salgan a la calle porque pueden contagiar a otros ciudadanos. Eso no lo permitiremos porque tenemos la responsabilidad de salvaguardar la integridad y salud de los quintanarroenses”, afirmó.
No hay que buscarle mucho. El Código Penal del Estado, en su Capítulo VI, refiere los “Delitos de Peligro para la Vida o la Salud de las Personas” y establece en su artículo 113 que se le impondrá pena de seis meses a un año de prisión o multa “al que sabiendo que padece algún mal grave y transmisible ponga por cualquier medio en peligro de contagio la salud de otro”.
Más claro no se puede.
Estrella fugaz. Laura Beristain, la presidenta municipal de Solidaridad, parece perdida en la contingencia por el coronavirus Covid-19. Recién dio instrucciones para cerrar los accesos a las playas, días después de que se hizo lo mismo en otros municipios del Estado.
Ya lo decía Conrad Bergwerf, presidente de la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya en entrevista de radio: “hay preocupación porque el gobierno municipal de Solidaridad, a diferencia de otros de Quintana Roo, está tomando esta pandemia ‘a la ligera’, a pesar de que ésta no respeta estatus social, estados bancarios, color, edad o género, pues ataca a todos por igual”.
Además, reveló que la junta directiva de la Asociación de Hoteles comparó las medidas adoptadas en los municipios y concluyó que “el liderazgo lo tiene Cancún, donde se están tomando decisiones concretas, y lamentamos mucho que Solidaridad no siga el ejemplo, no vemos un plan concreto para detener contagios y mucho menos preparativos”.