Britney Spears y su novio Sam Asghari se dieron ayer el sí durante una ceremonia privada e íntima en el patio de su casa en Los Ángeles, California.
De acuerdo con los reportes del portal TMZ, el único familiar que habría asistido a la ceremonia fue el hermano de la princesa del pop, Bryan Spears.
Después del pleito para abolir y anular la abusiva tutela de su padre James Spears, ni él ni la madre fueron invitados, mucho menos la hermana menor, Jamie Lynn Spears, quien reveló en su autobiografía supuestos abusos físicos y psicológicos de Britney.
Donatella Versace diseñó el vestido de novia con una manga de casquillo fuera del hombro y una abertura en forma de V en la pierna. Britney completó su look con joyería de Stephanie Gottlieb y maquillaje de Charlotte Tilbury.
Entre los invitados figuraron Selena Gomez, Paris Hilton, Madonna, Kate Hudson, Gwyneth Paltrow y Drew Barrymore, entre otras, de acuerdo con una fuente cercana a la pareja. Se calculó que hubo entre 60 y 100 asistentes.
El enlace tuvo un episodio temprano tras la invasión del primer marido de la intérprete, Jason Alexander, quien realizó un live streaming para mostrar a sus seguidores cómo se colaba a la fiesta y gritando que estaba ahí para “arruinar la boda”.
Elementos de seguridad lo sometieron. El abogado de Britney, Mathew Rosengart, dijo que estuvo en contacto con las autoridades para que el allanamiento sea castigado con todo el peso de la ley. También se reportaron conductas agresivas y una evidente mala salud mental.
Jason fue procesado por los cargos de allanamiento a propiedad privada, vandalismo y dos agresiones hacia el equipo de seguridad de la intérprete; también tenía una orden de arresto por robo en otro condado y fue puesto bajo custodia.
Él y Britney estuvieron casados 55 horas luego de una juerga en la ciudad del pecado.