Cancún, 13 de febrero.— Con base en una escala del uno al cinco, en la que una calificación de cinco puntos es el máximo, el Índice de Salud Arrecifal en Quintana Roo es de 2.8. pero si se saca a Cozumel, baja a 2.5, lo que ya se considería malo, manifestó Melanie McField, directora de Arrecifes Saludables.
“El Arrecife Mesoamericano abarca una región que todos conocemos y se extiende a lo largo de cuatro países: México, Belice, Guatemala y Honduras, una eco-región que tiene arrecifes, manglares, pastizales marinos y que alberga una muy alta biodiversidad en más de mil kilómetros de longitud lineal”.
En esa región se calcula que hay más de 2.5 millones de personas que dependen directa o indirectamente de los “servicios ecosistémicos”, principalmente en Quintana Roo, donde la mayoría de la gente depende del turismo, que genera millones de dólares anualmente.
Desde los Acuerdos de Tulum, en los que México, Belice, Guatemala y Honduras se comprometieron a conservar ese ecosistema tan importante y a promover el desarrollo sostenible, nacieron varias iniciativas y se crearon y decretaron numerosas áreas marinas protegidas, recordó. También se creó un fondo ambiental y después de varios años de implementar estas iniciativas de conservación surgió la necesidad de medir resultados.
“Así nació la iniciativa Arrecifes saludables para gente Saldable, mediante la cual se ha capacitado a cerca de 250 monitores y entrenadores de monitores, con quienes a partir de 2008 se realizan monitoreos colaborativos simultáneos”, añadió.
Los resultados no son buenos, pues de los 86 sitios monitoreados en 2019 con el apoyo de 82 monitores de 26 organizaciones sociales, se encontró que 46 por ciento de los sitios está en un estado de salud malo, 10 por ciento más que en el anterior reporte: 29 por ciento está en estado regular, 10 por ciento menos; 16 por ciento en estado crítico: 8 por ciento en estado bueno y sólo 1 por ciento en estado muy bueno, en Cozumel y Belice.
A partir de esos indicadores, el Índice de Salud Arrecifal otorgó a Belice la mejor calificación, con 3, básicamente por la biomasa de peces y la disminución en la cobertura de macroalgas.
“En el caso de Quintana Roo, la proliferación de macroalgas es el principal indicador constantemente malo en todos los sitios”.
En la reunión de socios realizada en Belice en 2018 se quiso resaltar la problemática que estamos enfrentando en todos lados, pero quizá más en Quintana Roo, que es que las numerosas acciones de conservación y restauración –estamos haciendo mucho trabajo en la parte del mar para intentar recuperar y conservar esos ecosistemas–, desafortunadamente no se complementa con las actividades en tierra.
“La falta de infraestructura para el tratamiento adecuado de las aguas residuales y el manejo de residuos hace peligrar esta conectividad”.
Necesitamos mejorar todo el manejo en tierra para que fructifique lo que se hace en el mar y ajustar el marco regulatorio, subrayó.