Todos los años el Caribe Mexicano tiene representación empresarial y política en las ferias turísticas más importantes del mundo, como las de Londres, Berlín, Madrid, Colombia y México.
Siempre que las comitivas salen hacia esos lugares las declaraciones son las mismas: vamos a consolidar el destino, vamos por más vuelos, gestionaremos más inversiones, etc.
Y Cuando estos eventos concluyen, los anuncios también son los mismos: se rompió récord en citas de negocio, vendrán más cruceros y se presumen nuevos vuelos de los que nadie habla cuando se suspenden.
Esos eventos son vitrina para hacer grandes anuncios por parte de empresas que se suelen tomarse largos meses para planear y lanzar sus proyectos, pero se difunden como si fuesen gestiones y logros instantáneos de las autoridades.
En general, más allá de los negocios que cierran las empresas, más allá de que garanticen sus ocupaciones hoteleras o la renta de sus yates para las siguientes temporadas y con ello mantener las fuentes de empleo ya establecidas, en general los anuncios oficiales que surgen poco o ningún impacto tienen en la vida cotidiana de los habitantes de la región.
En algún momento del desarrollo turístico de la región fue necesario volcar toda la atención a la hotelería, a resolver y dar facilidades para las inversiones, pero la prioridad debe cambiar.
De hecho, debió cambiar desde hace algunos años y prestar atención al aspecto social de los destinos turísticos, en satisfacer las necesidades de las personas, trabajar en la sustentabilidad de las ciudades, en cuidar su medio ambiente.
Si no se atiende estos aspectos, tarde o temprano los rezagos sociales que se siguen acumulando impactará de manera negativa a la industria turística y colapsará la economía.
Quizá ese riesgo esté lejos, pero con responsabilidad se tiene que trabajar desde ahora para prevenirlo.
¿Cómo es posible que se sigan premitiendo construcciones sobre una saturada y contaminada laguna Nichupté? Dónde están los ambientalistas que la defendieron hace varios años y obligaron a las autoridades municipales a contar con un organismo integrado por gobierno y sociedad civil para regular su explotación.
Entiendo que están enfocados en vigilar que al tren Maya, pero ¿no tienen tiempo para voltear a ver a su patio? O Ya no quieren ver?.
Hay que cambiar el enfoque o, como se dice ahora, transformarlo. A las ferias turísticas hay que ir no con el objetivo de consolidar lo que está consolidado, no con la idea de madurar lo que está por caerse de maduro y tampoco para buscar más inversiones hoteleras.
A las ferias turísticas que sigan participando las empresas, que sigan teniendo el acompañamiento de la autoridad, pero desde el gobierno se debe voltear a ver del lado contrario de la costa.
La costa ya está desarrollada, no se debe seguir desarrollando. Lo que hay que desarrollar, lo que hay que atender es a las ciudades, remendar lo que haga falta, construir lo que se necesite, satisfacer las necesidades más apremiantes de las personas.
Hay que cuidar lo que se tiene y darle sustentabilidad.
Algunos políticos decían que no les gustaba construir drenaje, porque los tubos van enterrados y no lucen.
Son tiempos de enterrar tubos y dejar el lucimiento de lado. El sacrificio bien valdrá la pena.
Esperemos que el actual gobierno de Quintana Roo, que recién empieza y tiene por bandera la prosperidad compartida, pueda ordenas las prioridades, poner por encima de lo importante lo urgente. Se ve buena voluntad, se ve energía de trabajo, todo sea por un mejor Quintana Roo.