CANCÚN, 8 de febrero.— En la madrugada de este sábado, aproximadamente a la 1:00 a.m., un trágico accidente en la carretera Villahermosa–Escárcega, a tan solo 100 kilómetros de la capital tabasqueña, dejó un saldo devastador: 35 personas perdieron la vida cuando un autobús de Tours Acosta colisionó con un tráiler y estalló en llamas.
El autobús, que partió el viernes a las 14:00 desde una terminal de autobuses irregular en Cancún con destino a Comalcalco, Tabasco, transportaba a 45 pasajeros.
De ellos, solo 11 entre ellos una menor de tres años de edad, lograron sobrevivir al violento impacto y al incendio que se desató casi de inmediato. Según los primeros reportes, el chofer de la unidad perdió el control, lo que dio lugar a una colisión brutal en la que ambas unidades fueron arrasadas por el fuego en cuestión de minutos.
![Foto de accidente similar, únicamente con fines ilustrativos](https://www.palcoquintanarroense.com.mx/wp-content/uploads/2025/02/IMG_4900.jpeg)
Testigos en el lugar describieron escenas de caos y desesperación.
Según una de las versiones, el tráiler invadió el carril de manera repentina y errática, y en el instante en que chocó contra el autobús, las llamas estallaron de forma incontrolable.
La tragedia de hoy evoca el sombrío recuerdo del accidente del 3 de enero de 1993, cuando un autobús de excursión que se dirigía a Chichén Itzá se estrelló contra un poste de alta tensión en la zona de la actual Colonia Tres Reyes en Cancún, cobrando la vida de 25 turistas de diversas nacionalidades.
El autobús, que transportaba a 51 personas, incluyendo el chofer y dos guías, había salido de Cancún rumbo a Chichén Itzá. Llevaba a bordo a 32 estadounidenses y 3 mexicanos, además de canadienses, brasileños y japoneses, junto con dos conductores y un guía.
El conductor intentó rebasar a un vehículo, pero en el intento perdió el control de la unidad, se salió de la carretera y fue dando tumbos entre árboles y troncos hasta impactar contra un poste, de donde cayó un transformador de voltaje sobre la unidad, ocasionando un corto circuito que provocó el incendio.
Ambos hechos, ocurridos en circunstancias que sugieren una velocidad excesiva y maniobras evasivas en condiciones de infraestructura deficiente, ponen en evidencia la reiterada y crónica negligencia en el sector del transporte de pasajeros.
Lo que agrava la situación es la operación irregular de empresas como Tours Acosta y otras que, en la zona del crucero de Cancún, utilizan terminales improvisadas y no cumplen con los reglamentos de seguridad exigidos.
Estas compañías, que ofrecen servicios a precios bajos, emplean a menudo trabajadores de la construcción locales y operan sin las medidas de control y mantenimiento que garanticen la integridad de sus unidades, lo que se traduce en riesgos inaceptables para los viajeros.
Este trágico suceso no solo cobra la cuenta de 35 vidas, sino que además reabre un doloroso debate sobre la omisión y permisividad de las autoridades en el control del transporte de pasajeros.
La falta de supervisión y el incumplimiento de normativas básicas de seguridad siguen dejando a la ciudadanía vulnerable, evidenciando un sistema que antepone la rentabilidad al bienestar y la integridad de las personas.
La urgencia de una regulación estricta y la implementación de medidas que garanticen la seguridad en las terminales y en la operación de los vehículos se impone como una necesidad imperante para evitar que más tragedias se ciernan sobre la región.