Celebrar la fundación de Chetumal

Jorge González Durán

La Jiribilla

Celebrar la fundación de Chetumal

El cinco de mayo es una fecha gloriosa en el calendario cívico nacional, porque celebramos la victoria de las armas nacionales en la histórica batalla de puebla.

Y es también una fecha inolvidable para todos los quintanarroenses: es el cumpleaños de nuestra ciudad capital, fundada con el nombre de Payo Obispo hace 117 años por don Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres.

Es por ello que los quintanarroenses nos sentimos orgullosos de ser avanzada de la mexicanidad en este hermoso jirón de la patria, que a pesar de que durante décadas sufrió olvido y marginación, hoy está a la vanguardia del desarrollo nacional, sobre todo en materia de turismo, en el que tenemos el liderazgo en todo el Caribe y Latinoamérica.

El ejército francés, considerado invencible, mordió el polvo de la derrota en los cerros de Loreto y Guadalupe, hace 153 años.

Y en un día como hoy, de hace 117 años, un  grupo de mexicanos se reunió en un punto llamado Payo Obispo para honrar a la patria y para fundar una ciudad que con el paso del tiempo sería la capital de uno de los estados más pujantes de la república.

Es por ello que todos los quintanarroenses debemos rendir  homenaje a los mexicanos que hace 117 años se congregaron en Payo Obispo para demostrar que México es uno e indivisible.

La esencia del espíritu quintanarroense tiene dos columnas indestructibles: la herencia de los mayas que defendieron la autonomía de esta tierra, y la de ese grupo de mexicanos que hace 117 años colocaron la semilla del árbol frondoso que hoy es Quintana Roo.

Las nuevas generaciones de quintanarroenses debemos cumplir  con el mismo, invariable, orgulloso rito cívico: rendir homenaje a la victoria de las armas nacionales sobre el invasor francés, y rendir homenaje a nuestros ancestros que acudieron al llamado de don Othón Pompeyo Blanco para reunirse en lo que era el confín de la patria y hacer sentir la presencia de México en el Caribe.

El Quintana Roo de hoy, el que nos identifica y que le da sentido a nuestras vidas, el Quintana Roo que es destino, que es ancla, que es raíz y que es memoria compartida, tiene una larga e intensa historia que al repasarla nos estremece, nos llena de orgullo y nos brinda el motivo, el aliento y la certeza para confiar en el porvenir.

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