Puerto Morelos tiene una posición envidiable: se encuentra entre los dos destinos turísticos más importantes de América Latina -Cancún y la Riviera Maya-; desde esa cabecera municipal se llega más rápido al aeropuerto que desde la zona hotelera cancunense, tiene al único puerto de altura del Caribe Mexicano y, por si fuera poco, 18 kilómetros de playa en las que el desarrollo apenas despega.
En síntesis, es un filón de oro que despierta la ambición de muchos, como se evidencia con la invasión a predios municipales y del gobierno del estado que un grupo de personas de Playa del Carmen y Cancún pretendió consolidar hace unos días usando como carne de cañón a gente humilde.
Primero el domingo y luego del martes, cuando las policías estatal y municipal realizaron las mayores operaciones de desalojo pacífico, en la zona de invasiones se observaron vehículos que denotaban un nivel económico cómodo de sus propietarios. A bordo de las unidades había gente humilde equipada con machetes que utilizaron en la limpieza de los predios.
De modo que la necesidad de vivienda es solo un pretexto para apropiarse ilegalmente de tierras con fines especulativos. En Puerto Morelos lo que hay es un problema de falta de servicios en las dos colonias irregulares y de infraestructura en el resto del municipio, pero no de habitación.
Los líderes de la invasión pretendieron amedrentar a la administración de Laura Fernández Piña, pero se encontraron con una mujer de carácrer firme y fuerte a quien no le tembló la mano y, junto con el secretario general del Ayuntamiento, Francisco Mendoza Reyna y el director de Seguridad Pública, Michel Tanuz, aguantó la presión y la embestida de quienes querían provocar un deshaguizado que no se dio el martes.
Sin caer en el abuso de autoridad, que algunos pretendieron argumentar por motivos políticos, las policías estatal y municipal actuaron con responsabilidad y lograron disuadir a los rijosos armados con palos y machetes, cuyos líderes los arengó para apedrear e incendiar el Palacio Municipal.
Históricamente los portomorelenses han reclamado un desarrollo ordenado y sustentable, pero éste no puede darse enmedio de la anarquía, en un ambiente sin orden. La sociedad local lo sabe y por eso varios de sus integrantes fueron los primeros en mostrar su apoyo a la autoridad municipal.
La acción firme del martes marca un antes y después. Haber actuado con debilidad, habría sido mala señal.
Por el contrario, la firmeza da certeza, da seguridad a todos.
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