Es cierto que no se han dado pláticas con ningún posible candidato no militante para las próximas elecciones –como aclaró puntualmente el líder estatal de Morena José Luis Pech Várguez–, pero sí queda claro que el partido de Andrés Manuel López Obrador ahora tiene las puertas abiertas para proyectos que encajen con su visión de nación.
Son falsas las especies que consignan supuestos amarres tempraneros, pero a la vista del Día D para el “Peje” sin duda las fichas se están moviendo y en los municipios, los estados y las regiones su partido está empeñado en diseñar los mejores escenarios posibles para una contienda en la que el tabasqueño luce como el candidato a vencer,
De lo anterior no cabe la menor duda, en especial en estos convulsos momentos: la crisis económica sin visos de solución rematada por el mega-gasolinazo –y los que vienen– condenan al PRI y sus aliados –al fin nos desharemos del PVEM y del nefasto Niño Verde Jorge Emilio González Martínez; no hay mal que por bien no venga– a una estrepitosa derrota, a un sepelio político en el que el horripilante Donald Trump se encargará de martillar los últimos clavos del ataúd, por desgracia con toda la carga de sufrimiento que las familias mexicanas tendrán que padecer.
Mas la idea de que ya hay madruguetes no es el único error de apreciación, y el que se ha difundido –seguramente apuntalado por los interfectos, en patadas de ahogados– es que los priistas y ex priistas apuntados son una especie de cuota vergonzante que Morena y su presidente estatal estarían pagando a Félix González Canto y/o a Roberto Borge Angulo. Tanto Gabriel Mendicuti Loría como Eduardo Ovando Martínez y José Luis Toledo Medina fueron apaleados y hasta traicionados por el felixismo-borgismo, al igual que el mismo dirigente Pech, por lo que lo último que harían sería representar los intereses de la hoy tan repudiada dupla. A los ojos de Morena, pues, su historia política de ninguna manera los condena.
“Chanito” Toledo, quien fuera el más adelantado de los aspirantes priistas a la gubernatura de Quintana Roo, renunció a sus aspiraciones cuando Borge y González le condicionaron la candidatura a la ulterior entrega del estado al Niño Verde. Ahí se hizo candidato Mauricio Góngora Escalante, que perdió estrepitosamente ante Carlos Joaquín González, a quien por lo menos no le hubiera sido tan fácil ganarle al hoy diputado federal por el Distrito Federal 01.
El 29 de noviembre lo publicamos aquí con estas palabras, en ocasión del nombramiento de Toledo como secretario de la Comisión de Transparencia y Anticorrupción de la Cámara de Diputados:
“La mejor prueba de lo anterior (de los buenos ojos con los que es percibido Toledo en dicho partido), amén del nombramiento en sí, es que la comisión legislativa en comento está presidida por Rogerio Castro Vázquez, perteneciente al partido Morena, que postulará a la presidencia a Andrés Manuel López Obrador, considerado por muchos el hombre a vencer en las elecciones federales de 2018.
“Esto obviamente abre un interesante abanico de opciones personales en el futuro cercano para el hijo del primer presidente municipal de Solidaridad, el popular luchador social Marciano ‘Chano’ Toledo Sánchez”.
José Luis Toledo, que sigue siendo priista y lidera a los diputados quintanarroenses en San Lázaro, negó que el acercamiento con la dirigencia de Morena en Quintana Roo –al igual que lo hizo el líder José Luis Pech– ya se haya dado, pero queda muy claro que el joven diputado federal es un capital emanado del PRI que el partido de López Obrador ve con buenos ojos, por lo menos a nivel nacional, para aparecer en una boleta junto al nombre del líder izquierdista que –todo lo indica– ahora sí verá la suya en sus sempiternas aspiraciones presidenciales.
En los pasillos de San Lázaro muchos observadores ya lo dan por hecho. Todavía falta, pero no mucho. Es cuestión de tiempos y formas, pero cada vez se ve más probable que Chanito aborde ese barco.