Cinismo político

En la política mexicana hay de todo: gobernantes que comen ante una multitud de pobres que esperan toda una mañana para recibir cualquier cosa, funcionarios que se arremangan la camisa para servir tacos en un evento multitudinario, en lugar de sentarse a comer; otros que resuelven sus problemas económicos y los de los descendientes de sus descendientes.

Generalmente también hay políticos que ven otro escenario, uno que contrasta con la que ve y siente  la gran mayoría de la población, diferente a la realidad. Allí está,  por ejemplo la “foxilandia” de Vicente Fox.

Hay otros que ven grandes obras de infraestructura donde se rompió con varios trienios de planeación y continuidad. Allí están los ejemplos de los dos alcaldes que tuvo Solidaridad en el periodo que está por concluir, Filiberto Martínez Méndez y Rafael Kantú Ávila.

Pero además, cuando alguien pretende engañar con espejismos y no sólo presume obras y planeación inexistentes, sino una especie de honestidad valiente al estilo Manuel López Obrador, es porque el cinismo ha llegado a niveles extremos entre muchos políticos.

El viernes pasado, en la comida de cumpleaños del empresario Eduardo Toledo, el actual diputado Filiberto Martínez Méndez intentó una broma que lo pintó de cuerpo entero.

Cuando se despedía del festejado, alguien con cierta ironía le dijo “¡Cuidado con la cartera!”.

“Cuando viene Charly no traigo cartera”, respondió en referencia al ex alcalde de Benito Juárez, Carlos Cardín Pérez, quien estaba a su lado, esperando estrecharle la mano a manera de despedida.

¿Creyó que arrancaría carcajadas? Quizás, quizás, quizás, pero…

Cardín Pérez es un político leyenda en Quintana Roo. Suelen atribuírsele acciones truculentas, pero su gestión en Cancún todavía tiene brillo, aún impacta de manera positiva en la ciudad.

Filiberto, en cambio, prometió transformar Solidaridad, pidió un crédito bancario de más de $150 millones de pesos supuestamente para reconstruir el estadio “Mario Villanueva” y construir un nuevo palacio municipal y el teatro de Playa del Carmen.

El dinero desapareció, pero las obras para las cuales estaba etiquetado están prácticamente paralizadas y nadie quiere hablar de su conclusión.

Pero Rafael Kantún, heredero del “fililismo” afirma que dejará un municipio “con buena planeación, mucho trabajo y obras en proceso” o ¿Habrá querido decir “inconclusas”?. No hay duda que en este caso ve un vaso medio lleno, aunque los solidarenses padezcan por las arcas vacías.

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