Claudia Sheinbaum obedece a AMLO y coloca a Rafael Marín Mollinedo en Aduanas: una apuesta peligrosa para México ante Trump

El reciente nombramiento de Rafael Marín Mollinedo como titular de la Agencia Nacional de

Aduanas de México (ANAM) confirma lo que ya se sospechaba: Claudia Sheinbaum sigue

obedeciendo las órdenes de Andrés Manuel López Obrador, colocando a su gente en

lugares clave sin importar que sean figuras de dudosa capacidad o, peor aún, elementos

intratables que podrían generar un caos administrativo y diplomático.

Marín Mollinedo, un personaje que ya había ocupado este cargo en 2022 sin mostrar

resultados positivos, regresa ahora a dirigir Aduanas en un momento crucial para el país.

Con la inminente posibilidad de que Donald Trump regrese a la presidencia de Estados

Unidos, la relación bilateral está en juego, y cualquier movimiento en falso podría costarle

caro a México. Trump ya ha dejado claro que quiere ver a Claudia Sheinbaum

despegándose de AMLO, pero el nombramiento de Mollinedo manda la señal opuesta: la

continuidad de un gobierno sumiso al obradorismo.

Las aduanas son un pilar estratégico para la economía nacional, y su manejo requiere a

expertos en comercio exterior y seguridad, no a incondicionales de un presidente saliente.

Pero Sheinbaum, en lugar de marcar distancia con el legado de AMLO y construir una

imagen de liderazgo independiente, insiste en reciclar a los mismos funcionarios

cuestionados, reforzando la percepción de que su gobierno será una simple extensión del

lopezobradorismo.

La llegada de Marín Mollinedo podría traer repercusiones inmediatas en las negociaciones

comerciales y migratorias con Estados Unidos. Con Trump presionando por un

endurecimiento de las políticas fronterizas, la falta de un liderazgo fuerte e independiente en

Aduanas podría convertirse en un problema diplomático de grandes dimensiones.

¿Hasta cuándo Claudia Sheinbaum seguirá atada a los designios de AMLO? Su insistencia

en imponer perfiles cuestionables como Marín Mollinedo podría costarle caro no solo en la

relación con Estados Unidos, sino también en la credibilidad de su próximo gobierno. La

historia juzgará si su lealtad ciega a AMLO fue una estrategia acertada o el primer paso

hacia un mandato fallido.

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