Código rojo en Cancún tras balacera en bar el Ejecutivo

Fueron al menos cinco sicarios los que llegaron a bordo de dos motocicletas y un vehículo para rafaguear al bar, mismos que lograron darse a la fuga por las calles de la Supermanzana 64, mismos que hasta el cierre de esta edición continuaban prófugos.

Lo más grave de este ataque es que los trabajadores y responsables del bar intentaron ocultar los hechos y a los lesionados, quienes fueron hallados en la parte posterior del establecimiento, en donde esperaban a que las autoridades se fueran para poder ser trasladados a un hospital.

Fue minutos antes de las 12 de la noche de este lunes cuando el número de emergencias 911 activó el “Código Rojo” tras recibir el reporte de detonaciones de arma de fuego y lesionados en el bar “El Ejecutivo” ubicado en la Supermanzana 64, manzana 63, entre calles 19 y 4.

Como primer respondientes, agentes de la División Gendarmería de la Policía Federal se trasladaron al lugar, en donde al arribar se entrevistaron con testigos y trabajadores del bar, quienes aseguraron que no había pasado nada y que todo se encontraba completamente tranquilo.

Cuando las autoridades se disponían a desactivar el “Código Rojo”, observaron que justo en la entrada del bar había un charco de sangre, motivo por el cual pidieron el apoyo inmediato de la Policía Municipal y Policía Ministerial del Estado.

Ya con todas las autoridades presentes, los elementos pidieron a los trabajadores permitir el paso para realizar una revisión de rutina al interior, en la cual lograron ubicar a dos trabajadores lesionados justo en la parte posterior, mismos que estaban escondidos en espera de ser trasladados a un hospital.

Por tal motivo, al lugar arribaron paramédicos de la Cruz Roja Mexicana, quienes dieron los primeros auxilios a los lesionados para después trasladarlos de emergencia al Hospital General Jesús Kumate Rodríguez.

Al verse acorralados por el hallazgo, los trabajadores señalaron que momentos antes tres sujetos que portaban cascos cerrados, dieron al menos dos vueltas a bordo de una motocicleta por el bar, los cuales al dar la tercera vuelta se encontraron de frente con otra motocicleta y un vehículo color rojo.

Relataron que sin más, los sujetos comenzaron a disparar en contra del bar, por lo que los dos agentes de seguridad que se encontraban al exterior resultaron lesionados, uno en el hombro y el otro en el brazo.

Manifestaron que los trabajadores responden al nombre de Raúl M. L. y Pedro Ovando, ambos guardias de seguridad.

Ya con los nombres, las autoridades verificaron en la base de datos conocida como Plataforma México los antecedentes de los trabajadores, en donde se percataron de que Raúl M. L., cuenta con cuatro detenciones, una por faltas al bando de buen gobierno, otra por riña, otra por delitos y lesiones y una más por el delito de robo, todas del año 2012.

Fuentes del lugar aseguraron que con anterioridad ya habían amenazado con balear el bar, por lo que todo se trató de un ajuste de cuentas por parte del crimen organizado.

Cabe hacer mención que el pasado 8 de abril del 2016, dos hombres resultaron heridos por arma de fuego justo al exterior de ese bar.

De acuerdo con información de la Procuraduría de Justicia, cerca de las 4:50 de la mañana se les reportó disparos en las inmediaciones del bar; sin embargo, al llegar, los lesionados ya habían sido trasladados a la clínica del Seguro Social, hasta donde llegaron y dialogaron con la doctora del área de urgencias, quien dijo que uno de los lesionados presentaba lesiones con proyectil con arma de fuego en la mandíbula y otra en el cuello lado izquierdo.

Uno de los pacientes, al ser entrevistado por los agentes judiciales, dijo llamarse Luis Francisco Mirón Becerra, comerciante de 29 años, originario de la Ciudad de México, quien manifestó que estaba con su novia y amigos conviviendo en un bar de Plaza Solare, pero decidieron irse al bar “El Ejecutivo”.

Manifestó que bajaron de su auto y prácticamente en la entrada del bar escuchó dos detonaciones y se da cuenta con lo habían herido, sin que pudiera darse cuenta quién fue el autor, sólo escuchó el rechinar de las llantas cuando escapaban los agresores.

Su amigo A. A. E. también resultó herido de un balazo en los glúteos.

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