CIUDAD DE MÉXICO, 29 de agosto.- Un grupo de expertos confirmó los riesgos que existen en la construcción del Tren Maya, obra emblema del gobierno del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quienes han señalado el exceso de gasto destinado a la obra de infraestructura hasta el peligro del colapso del tren debido al terreno en donde está siendo construido.
El periódico The New York Times realizó una investigación donde describe la forma en que se está deforestando la zona de la Riviera Maya debido a la construcción del tren, uno de los proyectos más ambiciosos del presidente de México, un plan en el que ha apostado su legado y que ha sido presentado como un medio para revitalizar la región más pobre del país, que también es una de las menos conectadas.
El diario estadounidense ofrece un resumen de la cantidad de afirmaciones oficiales que se han hecho para defender el proyecto y dio voz a las críticas que se han hecho en contra del proyecto. El exceso en el presupuesto destinado, la falta de evidencia sobre el impulso a la economía que generará y la posibilidad de que, en el peor de los casos, pueda colapsarse.
La línea ferroviaria, que tendrá una longitud de unos 1500 kilómetros, se lee en el diario, está muy por encima de lo presupuestado, es posible que no impulse la economía como se prometió y será subsidiado por los contribuyentes en los próximos años, dicen analistas y funcionarios del proyecto. En el peor de los casos, podría derrumbarse debido a una construcción apresurada, advierten los funcionarios gubernamentales y los contratistas del proyecto.
Gemma Santana Medina, una consultora del proyecto que renunció el año pasado tras criticar la planificación, dijo que el presidente “no es alguien que escuche”. Ella y varios funcionarios actuales y anteriores, dijeron que el presidente no ha prestado atención a los expertos en la materia. “La suya es una visión verdaderamente dictatorial”, dijo.
A lo largo de la costa del Caribe está uno de los tramos controvertidos, corta una franja de más de 110 kilómetros a través de la jungla entre los centros turísticos de Cancún y Tulum, y pasa sobre algunos de los sistemas de cuevas subterráneas más complejos y frágiles del mundo. Para minimizar la deforestación, la construcción se planeó inicialmente a lo largo de una carretera. Pero ahora será a través de la segunda selva más grande de América, habitada por jaguares en peligro de extinción. Las vías se extenderán sobre el río subterráneo más largo del mundo y sobre cientos de cuevas inexploradas que se ha descubierto que albergan ruinas antiguas de la civilización maya que le da nombre al ferrocarril.
También da cuenta sobre la polémica decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador de decretar el proyecto como asunto de seguridad nacional y menciona el polémico hecho en el que el presidente despidió contratistas civiles para poner el proyecto en manos del ejército.
Por otra parte, funcionarios del gobierno e ingenieros que trabajan en el plan dijeron que se necesitaban hasta 15 años para planificarlo y ejecutarlo, como ha sucedido con ferrocarriles de tamaño similar que han sido construidos en otras partes del mundo. En cambio, López Obrador le dio al proyecto un plazo de cuatro años.
Un funcionario federal, que pidió permanecer en el anonimato, detalló irregulares respecto al Tren Maya, empezando por el hecho de que el desarrollo que se prometió construir junto con el tren se ha hecho a un lado con tal de construir el ferrocarril. El proyecto no pasará ni por Mérida ni por Campeche, terminando así con la esperanza de que el Tren Maya serviría para conectar la región.
Al comienzo, se suponía que el ferrocarril sería financiado de forma privada en un 90 por ciento, lo que atrajo compromisos de los principales bancos de Wall Street, incluidos BlackRock y Bank of America. Ahora, el gobierno de México pagará la mayor parte de la obra después de que el presidente decidiera que las tasas de interés que ofrecían los inversionistas eran demasiado altas.
También están en riesgo las reliquias arqueológicas no descubiertas; sin embargo, el presidente sigue decidido sobre su fecha límite, a pesar de las advertencias. Aun cuando funcionarios, asesores, científicos e incluso simpatizantes del ferrocarril han manifestado su preocupación por la construcción de esta obra, López Obrador se ha negado a retrasar el proyecto y está empeñado en inaugurarlo antes de que finalice su mandato en 2024, apuntó el diario.