Ciudad de México, 16 de junio.- El político y exguerrillero nicaragüense falleció a los 83 años en una sala de cuidados intensivos para pacientes con coronavirus. El Gobierno de Daniel Ortega asegura que murió de un infarto
Edén Pastora, el mítico y controvertido Comandante Cero de la revolución sandinista, falleció este martes en Managua, en una sala de cuidados intensivos destinada exclusivamente para la atención de pacientes con covid-19.
El exguerrillero murió en el Hospital Militar de la capital de Nicaragua, y aunque el oficialismo aseguró que la muerte fue producto de un infarto, Pastora estuvo intubado desde el fin de semana pasado debido a una complicación causada por una bronconeumonía derivada del nuevo coronavirus, de acuerdo con fuentes médicas.
¿Quién era el ‘Comandante Cero’?
La figura épica del Comandante Cero, famosa por liderar el Asalto al Palacio Nacional bajo la dictadura de Somoza en 1978, en una acción clave de la guerrilla sandinista en aquel entonces, terminó estrujada a los 83 años por la covid-19, un virus que tanto ha minimizado el Gobierno de Daniel Ortega. Pastora se suma a la lista de más de una veintena de funcionarios leales a la administración Ortega que han sido afectados por la pandemia.
Aunque Pastora siempre reivindicó su sandinismo, lo cierto es que los giros políticos dados a lo largo de su vida le infundieron ese aire controversial que siempre lo acompañó, ya sea declarando abiertamente su fascinación por los fusiles, o más recientemente recordando a los curas católicos críticos con el gobierno de Ortega “que las balas atraviesan sotanas”.
Edén Pastora nació en 1937. Su padre fue asesinado por la Guardia Nacional somocista cuando él tenía ocho años. En los sesenta ingresó en las filas del Frente Sandinista, la guerrilla que derrocó a la dictadura de Anastasio Somoza y que gobernó más de cuatro décadas el país.
Tras el triunfo de la revolución sandinista en julio de 1979, Pastora comenzó a tomar distancia de los líderes revolucionarios y rompió con ellos a inicios de los ochenta, acusándolos de haber traicionado los ideales revolucionarios, dado que algunos ocuparon casas confiscadas a la vieja oligarquía somocista y vivían en lujo y ostentación. Entonces anunció que combatiría al sandinismo y organizó un grupo guerrillero en el sur del país que muchos vincularon con la Contra, la guerrilla auspiciada por Estados Unidos para derrocar al gobierno sandinista.
Sin embargo, a partir de 2006, cuando Daniel Ortega regresó al poder, Pastora sufrió una reconversión. Hizo las paces con el caudillo sandinista y desde entonces se volvió una figura útil para la propaganda oficial, que usa la mística de la revolución sandinista para justificar los desmanes autoritarios del presente.
Durante el segundo periodo consecutivo de Gobierno, el comandante Ortega nombró a Pastora como funcionario público. Le asignó un cargo que retornó a Pastora al Río San Juan, fronterizo con Costa Rica, una zona selvática conocida muy bien por el Comandante Cero dadas sus andanzas guerrilleras del pasado.
Conflicto con Costa Rica
Pastora estuvo encargado de dragar el delta del Río San Juan para hacerlo navegable e incorporarlo a la soberanía nacional. Se trata de una obra inconclusa que lleva una década en desarrollo. Pero, como todo lo relacionado con el Comandante Cero, no estuvo exenta de controversia. En 2010, Pastora incursionó en suelo costarricense y provocó daños ambientales con sus dragas en una zona en disputa entre ambas naciones.
El caso de las dragas de Pastora y Costa Rica fue tratado por el alto tribunal de Naciones Unidas. El organismo internacional concedió la soberanía del territorio en disputa a San José, y además determinó que Nicaragua violó la soberanía vecino al abrir caños en una zona bajo medidas cautelares. En 2015, un fallo de la Corte Internacional de Justicia ordenó a Managua pagar 6,7 millones de dólares a Costa Rica en concepto de compensación. Al ser cuestionado por su responsabilidad, Pastora respondió con su habitual socarronería: “soy un soldado, cumplo órdenes”, en referencia al comandante Ortega.
Última “gesta”, reclutar paramilitares
Luego de este episodio, Pastora continuó dragando el río en bajo perfil. El Comandante Cero volvió ganar relevancia en Nicaragua en mayo de 2018, en medio de las masivas protestas sociales contra el gobierno de Ortega. Pastora, junto a otros comandantes guerrilleros, viajó a diferentes departamentos de Nicaragua para reclutar a las viejas bases del sandinismo para empuñar armas contra los miles de ciudadanos que protestaban pacíficamente en las calles, y que tenían en jaque al gobierno sandinista.
“Si los antisandinistas quieren vernos, mañana nos van a ver y pasado mañana. Nos van a ver siempre. Daniel no está solo, aquí estamos los históricos, hombro con hombro con nuestro pueblo”, dijo un Pastora azorado ante exguerrilleros de los departamentos de León, Matagalpa y Carazo.
El reclutamiento realizado por Pastora fue parte de la denominada “Operación Limpieza”, un despliegue de paramilitares coordinado con la Policía Nacional que desarticuló las protestas a punta de fusil, y que causó varias masacres que sumaron más de 325 ejecuciones extra judiciales en Nicaragua, de acuerdo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Pese a sus actos controvertidos y contradictorios, Pastora vivió sin importar las críticas. Presumía de sus 21 hijos, de los leones que criaba en su casa, mientras besaba sin pudor cañones de armas largas frente a las cámaras.
Un retrato exacto del Comandante Cero es la frase que le dijo a este periódico en una entrevista en 2012:
“Fidel Castro dijo una vez: ‘La historia me absolverá’.
Yo, Edén Pastora, digo: ‘La historia me absolvió”.