Hoy hace dos años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el mundo se enfrentaba a una “pandemia“, tras dimensionar la gravedad derivada de los contagios por el Covid-19, una crisis sanitaria que preocupaba a las poblaciones enteras, sin advertir las consecuencias que sobrevendrían más tarde. En la actualidad, con más de 6 millones de muertes, una repartición inequitativa de vacunas y la llegada del SARS-CoV-2 a regiones que parecían remotas de alcanzar, nos preguntamos qué tan probable es que la pandemia ceda, como se ha repetido desde que la variante ómicron, de mayor contagiosidad y menor gravedad, se convirtió en la cepa predominante.
El 11 de marzo de 2020, Tedros Adhanom, director general de la OMS, se dignaba a tomar asiento en lo que se convertiría en un habitual reporte semanal sobre la situación sanitaria. Habían sucedido tan sólo cinco meses después que se identificara el primer caso de Covid-19, el 17 de noviembre en la provincia china de Hubei, y ya se contabilizaban 118 mil casos y 4 mil 291 muertes, provenientes de 114 países.
Ante los alarmantes niveles de propagación y gravedad, desencadenados por el que por mucho tiempo se consideró “el nuevo coronavirus”, el biólogo etíope dictaminó que nos encontrábamos frente a una pandemia -la primera provocada por un coronavirus-, un término con el que no habíamos convivido antes y el que no alcanzábamos a comprender.
“Pandemia no es una palabra para usar a la ligera o descuidadamente. Es una palabra que, si se emplea mal, puede causar un miedo irrazonable o una aceptación injustificada de que la lucha ha terminado, lo que lleva a un sufrimiento y una muerte innecesarios”, planteó Adhanom.
El representante de la OMS aconsejó a los países que comenzaban a registrar los primeros casos del Covid-19 a detectar, tratar, aislar, rastrear y movilizar a las personas contagiadas, para evitar que un puñado de enfermos se convirtieran en grupos y, más tarde, en brotes. ¿Lo que sobrevino? Podría decirse que es historia. Sin embargo, aún hay una incertidumbre que cunde mundialmente ¿estamos cerca de ganar la batalla contra el Covid-19?
¿Qué tan cerca está de acabar la pandemia?
En el panorama actual, un gran número de países han atravesado cinco olas de contagios, en lo que respecta a regiones europeas. En el caso de México, en donde se detectó el primer caso del Covid-19 el 27 de febrero del 2020, ha atravesado cuatro olas.
Actualmente, nuestro país presente un deceso visible en la incidencia de la enfermedad, como consecuencia que gran número de personas se ha contagiado y, por otro lado, por las altas tasas de vacunación que oscilan entre el 61.4%. Esto quiere decir que más de la mitad de la población ya cuenta con la pauta de vacunación completa, que consta de dos dosis de los biológicos antiCovid disponibles.
En 2022, Covid-19 continúa estableciéndose en regiones a las que no había llegado
Pero este contexto no aplica para todas las partes del mundo. En Asia la situación es muy distinta. Hong Kong, que un día fue motivo de asombro por mantenerse en una condición de “cero Covid”, hoy es una de las regiones más afectadas por los efectos del virus, con la acumulación de 36 mil 786 casos diarios aproximadamente. Esto representa un 83% del pico de contagios, pues, la prevalencia de la enfermedad equivale a 7.4 millones contagios y más de un millón muertes que, comparadas con las cifras de nuestro país, parecieran ser favorables.
Sin embargo, la mayoría de estos casos ha sido reportado en tan sólo las dos últimas semanas, lo que generó el colapso de los servicios médicos y la ocupación, casi total, de la morgue. Los números, aun así, son inexactos, ya que las personas evitan acudir a realizarse pruebas diagnósticas por temor a ser separadas de sus familias y aisladas en instalaciones de confinamiento, asignadas por el gobierno hongkonés.
Pese a que Hong Kong sufre el impacto de ómicron, la variante menos letal del Covid-19, los efectos en la población han sido mucho más preocupantes que los ocurridos en otras partes del mundo.
Esto a consecuencia que, durante la racha en que se mantuvieron libres de casos, la región no proveyó de vacunas a su población, aunque estos tratamientos comenzaron a distribuirse hace más de un año, pues se llegó a creer que podrían contener la propagación del SARS-CoV-2 permanentemente. En lo concerniente a esta situación, la opinión de las especialistas y los especialistas es polarizada.
Hay quienes, como Carrie Lam, jefa Ejecutiva de Hong Kong, que opina que la ciudad enfrenta un “desafío sin precedentes” y que, esta clase de eventualidad, no es predecible. Pero también están aquellas personas que aseguran que esta circunstancia pudo evitarse. El virólogo clínico Siddharth Sridhar piensa que se trata de un “desastre predecible y prevenible”. “Marzo va a ser un momento muy, muy difícil”, dijo Sridhar. “(Es) definitivamente una crisis de salud sin precedentes para Hong Kong”, remarcó.
Y así como la situación apremia a Hong Kong ocurre algo muy parecido en Vietnam y Egipto, pues los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) sugieren evitar viajes a estas regiones por el nivel alto de riesgo de Covid-19, desaconsejando el arribo a estas regiones sin importar que se cuente con la inmunización completa.
¿México se ve afectado por los nuevos brotes de Covid-19 en otras partes del mundo?
Los brotes en otras regiones del mundo, pese a que se ubiquen a una larga distancia, generan una ralentización en la evolución a la pandemia, porque así como sucedió con la variante ómicron, identificada en Sudáfrica, una región con mínimos porcentajes de vacunación, causa por la que el virus mutó en una versión mucho más contagios, que escapa de la efectividad de las vacunas, por ello, el hecho que el Covid-19 comience a sentarse en ciudades a las que no había llegado causa preocupación, ya que esto puede conllevar la aparición de nuevas variantes poco predecibles que, inminentemente, llegarán a todas las naciones. A través de estos argumentos, la OMS duda que la pandemia esté cerca de finalizar, pues aún hay muchos puntos oscuros y desigualdad que impiden predecir un futuro favorecedor.