El mapa de COVID-19 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) es muy parecido al que presenta la Secretaría de Salud federal, salvo que, cuando se da clic a cualquiera de los municipios, la herramienta no solamente presenta el número de casos positivos y de decesos, sino que también despliega las características de cada localidad, como cuánta población es mayor de 60 años, qué nivel de escolaridad existe ahí, cuántas viviendas tienen agua entubada e, incluso, cuántos hospitales y farmacias hay. Y eso no es todo.
El visualizador analítico del Inegi indica también la tasa de defunción por neumonía, por enfermedades respiratorias y hasta por diabetes por cada 10,000 habitantes. Todo eso, detallado a nivel estatal y municipal.
Paloma Merodio, vicepresidenta del Inegi, señala en entrevista que la pandemia ha dejado muy clara la importancia de la integración de los datos, tanto estadísticos como de salud o sociodemográficos, por ejemplo, para con ellos ubicar a las personas mayores —consideradas entre la población más vulnerable al COVID-19— y ligarlas geoespacialmente. Con ello, se puede saber dónde se encuentran y cuáles son las zonas de mayor riesgo por esta característica.
“El objetivo de estos mapas es poder identificar aspectos con mayor granularidad, porque a veces están los datos a nivel estatal, pero en este tipo de situaciones quizá ya no es suficiente, y quizá necesitamos políticas focalizadas a un menor nivel, que sería municipios o localidades”, dice Merodio.
La idea de hacer este visualizador surgió de otros ejemplos internacionales, como es el caso de Colombia, que diseñó un mapa que identifica incluso por colonia cuántas personas con diabetes hay, otra comorbilidad de riesgo ante la epidemia de COVID-19.
A partir de ahí, se integraron datos económicos, sociodemográficos y de estadísticas vitales que posee el Inegi, para así poder sintetizar una “radiografía” completa de cada municipio y que esta información sirva a los tomadores de decisiones para desarrollar estrategias.
“Es importante bajar los datos a menor nivel de granularidad para poder hacer este tipo de análisis, de en qué áreas o en qué colonias existe la mayor población vulnerable, identificar hospitales, zonas de riesgo, donde quizá hay que tener un mejor control de la epidemia”, argumenta la funcionaria.
¿Qué puedes ver de un estado o municipio?
Tomando el caso de la Ciudad de México, la entidad más afectada por el COVID-19 en todo el país, el visualizador del Inegi permite ver el número de casos confirmados, decesos y casos sospechosos, la densidad de población (habitantes por kilómetro cuadrado), la población total, los mayores de 60 años y más, hombres, mujeres, habitantes por grupo de edad y otras características, como si hay personas que hablan alguna lengua indígena.
Para la capital del país, es posible ver esta información:
- Población ocupada: 4 millones 033,273 (53.72%).
- Población afiliada a servicios de salud: 7 millones 305 (78.49%).
- Promedio de ocupantes por vivienda: 3.43.
- Viviendas que no disponen de agua entubada: 25,187 (0.97%).
También se puede ver qué porcentaje de la población asiste a la escuela por grupos de edad, el grado promedio de escolaridad y la Población Económicamente Activa (PEA), incluyendo a la población que trabaja en la misma entidad pero dentro de un municipio distinto al de residencia.
En materia de salud, la herramienta detalla la población afiliada a servicios de atención, desglosada por institución, así como la tasa de mortalidad de algunas enfermedades.
En la CDMX, se observa lo siguiente:
- Población sin afiliación a servicios de salud: 1 millón 853,033 (20,78%).
- Porcentaje de población de 20 años y más con obesidad: 36%.
- Porcentaje de población de 60 años y más con obesidad: 34%.
- Porcentaje de población de 20 años y más con diagnóstico previo de hipertensión: 20%.
- Porcentaje de población de 60 años y más con diagnóstico previo de hipertensión: 47%.
- Porcentaje de población de 20 años y más con diagnóstico previo de diabetes: 13%.
- Porcentaje de población de 60 años y más con diagnóstico previo de diabetes: 34%.
Respecto de los establecimientos, el mapa desglosa los porcentajes de los que tienen actividad esencial o no esencial y las personas ocupadas en estos, mientras que en el tema de viviendas, presenta datos de las que disponen de radio, televisor, teléfono celular, internet, luz o refrigerador, entre otros bienes y servicios.
Para Merodio, la ventaja de esta herramienta es que permite juntar los datos de otras dependencias —como la Secretaría de Salud— con los del Inegi, para poder hacer un análisis más detallado e identificar zonas de vulnerabilidad y riesgo por sus mismas características.
“Este tipo de información más detallada va a permitir que, cuando empecemos no solamente a reactivar, saber si se van a desarrollar políticas públicas para aliviar a estos grupos, y qué es lo que exactamente se tiene que hacer”, afirma la funcionaria.