
En 2009, cuando trabajaba Mérida, en la redacción central del Diario de Yucatán, la entonces gobernadora yucateca Ivonne Ortega Pacheco, anticipó en privado a los medios de comunicación que enviaría un comunicado de prensa para anunciar su divorcio.
Y pidió como favor que la información no se difundiera en espacios destacados, que se enterrara en los confines más insignificantes de las páginas menos vistas.
Se divorcia Ivonne Ortega. No la Gobernadora, luego entonces el asunto forma parte de mi vida privada.
Esto es lo que argumentó la ex priísta hoy diputada federal por Movimiento Ciudadano.
En el Diario de Yucatán se tomó la decisión de publicar la noticia de manera destacada en la portada, porque si bien se trataba de la vida privada de Ivonne Ortega, se planteó también que es un asunto de interés público lo que ocurra con la Gobernadora.
Además, por esos tiempos estaba el escándalo internacional protagonizado por el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, quien había sido exhibido por su afición a realizar fiestas con la participación de prostitutas.
De hecho, una de ellas que vivió luego un tiempo en Playa del Carmen, filtró los datos escandalosos que provocaron el morbo de todo el mundo.
En el Diario de Yucatan también se tomó como referencia ese caso, pues si bien Berlusconi tiene derecho a la vida privada, al ser un personaje público ésta puede quedar expuesta y por tanto quienes están en esa condición deben procurar llevar una vida ordenada, pues sus actos tienen impacto en la sociedad.
Esto lo comento a raíz de las fotos recientemente difundidas, en las que aparece el ex gobernador Carlos Joaquín en una actitud romántica con una joven conductora de televisión cancunense.
No es la primera vez que un político quintanarroense protagoniza situaciones de este tipo y tampoco será la última vez.
Pero en el caso de Carlos Joaquín causa mucha extrañeza, porque hasta hace poco procuró la imagen de un hombre de familia. Proyectaba una vida ordenada.
Sin embargo, con la difusión de las mencionadas fotos queda expuesto y si bien, como dicen muchos, es su vida privada, también se trata de una persona pública, que recientemente fue nombrado embajador de México en Canadá.
Con este hecho vuelve la pregunta de los 64 mil pesos ¿hasta dónde la vida privada de una persona pública puede ser privada o hacerse pública?
¿Ustedes qué opinan? ¿Esta filtración afecta la imagen de Carlos Joaquin como embajador?
Hay que decir que el ex gobernador tampoco estaba escondiéndose, estaba en un restaurante, de esos a los que solo acuden los fifís.
¿Peeeroooo… Cuando se trata de personas públicas, debe o no difundirse estos afers en caso de haber testigos curiosos?
Sea cual sea la respuesta, lo cierto es que el ex gobernador se puso de pechito para el cobro de uno que otro pendiente de los muchos que dejó.
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