El caótico lanzamiento de la improbable campaña del rapero estadounidense Kanye West para reemplazar a Donald Trump en la Casa Blanca ha provocado enojo, inquietud sobre su salud mental y dudas sobre su seriedad.
Vistiendo un chaleco antibalas que decía “seguridad”, West, de 43 años, estalló en lágrimas durante un discurso largo y disperso el domingo en Charleston, Carolina del Sur, que debía inaugurar su campaña.
Sus polémicos comentarios sobre la famosa abolicionista de la esclavitud Harriet Tubman indignaron a muchos, provocaron desdén y dejaron a los politólogos rascándose la cabeza sobre las verdaderas motivaciones del rapero.
Con la inscripción “2020” afeitada en su cabeza, West cambió de un tema a otro en su discurso de una hora, y dijo que una vez quiso que su esposa, Kim Kardashian, se hiciera un aborto cuando estaba embarazada de su hija mayor, North.
Luego reveló que su padre quiso que su madre hiciera lo mismo cuando estaba embarazada de él.
“Mi madre salvó mi vida”, dijo West, llorando. Luego gritó: “¡Casi maté a mi hija! ¡Casi maté a mi hija!”.
También propuso que “cada persona que tenga un bebé reciba un millón de dólares”.
Pero fueron sus comentarios de que “Harriet Tubman realmente nunca liberó a los esclavos, solo hizo que los esclavos fueran a trabajar para otra gente blanca”, lo que acaparó la mayoría de los titulares y provocó furia.
West “ha perdido la cabeza”, tuiteó la historiadora Kate Clifford Larson, autora de un libro sobre Tubman.
La abolicionista es conocida por haber ayudado a decenas de negros a escapar de la esclavitud al montar una red de activistas y casas seguras. También fue espía para la Unión en la guerra civil.
A diferencia de lo que sucede con el mayor agitador de la historia política estadounidense, Donald Trump, también un ‘outsider’ de la política antes de la campaña de 2016, Kanye West carece de un mensaje fuerte.
Si tuviese un eje claro “tendría una oportunidad de transformar lo que es una farsa en una campaña que importa”, estima Robert Yoon, profesor de periodismo de la Universidad de Michigan y experto en campañas electorales.
Técnicamente, Kanye West ya no tiene chances de ser elegido presidente, porque las inscripciones ya cerraron en Texas y en Florida, dos estados clave en las presidenciales del 3 de noviembre.
Aunque se inscribió como candidato en Oklahoma, su equipo no presentó antes del lunes al mediodía las 10.000 firmas necesarias para ser registrado en Carolina del Sur, confirmó un portavoz de la comisión electoral de ese estado, lo cual también le descalifica.
Para Yoon eso no significa sin embargo que todo esté liquidado para West, o que no pueda quitar votos al previsible candidato demócrata, Joe Biden.
“Con sus medios personales, su visibilidad y su capacidad probada de atraer la atención de los medios, podría ser un comodín en suficientes lugares como para tener un impacto en la elección”, advirtió el experto.
“Pienso que será un actor menor en la carrera, admitiendo que sea uno”, dice por su lado Jeffrey McCune, profesor de la Universidad Washington en St. Louis.
Este académico que enseñó un curso sobre Kanye West se interesa más sobre cómo este rapero puede revolucionar el discurso político.
Pero se inquieta también de ver el escenario político y mediático ocupado por dos candidatos, Kanye West y Donald Trump, “inconstantes al punto de impedir todo debate de fondo”.
Otros temen que su candidatura sea una nueva señal de la bipolaridad que padece el artista.
Productor musical de primer nivel, rapero de estilo único, millonario gracias a sus zapatillas Yeezy para Adidas, Kanye West es un creador clave de los últimos 20 años.
Pero ha tenido varios episodios extraños, como su monólogo incoherente de varios minutos en el despacho oval junto a Donald Trump, en octubre de 2018, adonde llevó una gorra de béisbol con la leyenda de la campaña del magnate inmobiliario “Make America great again”.
Un allegado a su esposa, Kim Kardashian, dijo a la revista People que la estrella de la telerrealidad teme que su marido esté atravesando un nuevo episodio bipolar.
Kim Kardashian reveló en 2019 que Kanye West se negaba a tomar medicamentos para regular sus problemas de comportamiento, y estimó que eso debilitaba su energía creativa.
También existe la posibilidad de que todo sea un golpe publicitario antes de la salida de un nuevo álbum, “Donda”, anunciado el viernes.
“Imagino que las personas se preguntarán si el discurso de su campaña corresponde al discurso de su rap, y ¡boom! ¡ventas!”, se divierte Jeffrey McCune. “Imagino que no es tan simple (…) pero después de todo, su lado provocador lo ha tornado más rentable”.