En una reciente entrevista, el experto en nuevas tecnologías de la Universidad Mayor Jorge Pavez detalló el uso de los primeros smartphones creados, a 20 años de su creación.
El smartphone IBM “Simon” podrá visitarse desde el mes de octubre como parte de la exhibición “Era de la Información” en el Museo de Ciencia de Londres. Se trata del primer smartphone de la historia y ahora cumple su 20 aniversario.
Los smartphones comenzaron como pequeños equipos experimentales para un mercado corporativo, pero hoy en muchos países como Chile ya hay más smartphones que personas.
El primero de ellos pesaba más de medio kilo y medía más de 23 cm de largo, algo inexplicable a día de hoy. Su batería duraba sólo una hora, la pantalla era de un solo color y tan sólo tenía un MB de memoria. Sin embargo, pese a sus limitaciones, el IBM Simon Communicator, conocido como el primer smartphone inventado, fue lanzado en agosto de 1994. Hoy es el aparato que 20 años después domina el mercado.
Aunque suene extraño para muchos usuarios, ni Apple, ni Samsung ni Nokia fueron los creadores originales de aquella innovadora máquina. Fue obra de la compañía IBM, otra líder mundial de la fabricación de PC. Aunque el aparato navegó en una abrumadora discreción que le llevó a la extinción pocos meses después de vender 50 mil unidades al público abrió el camino a los móviles inteligentes, un término que por aquella época estaba lejos de acuñarse.
Aquel teléfono se llamó desde el primer momento IBM Simon Personal Communicator y, aunque en aquel entonces no se publicitó como un teléfono inteligente como los de ahora, ofrecía muchas de las funciones que hoy encontramos en los celulares de última generación.
La cualidad principal de este teléfono es que permitía mandar emails, contaba con calendario y agenda, uno podía coger notas y ofrecía programas descargables para los usuarios. Incluso llevaba instalado un precario sistema de texto predictivo. Además se podía conectar a un ordenador, incluso al fax. El diseño no rompió ni un ápice con los cánones de los visto hasta entonces y la pantalla era un LCD verdoso de un tamaño similar a la del iPhone 4 y contaba con un stylus (lápiz digital).
El principal problema era su autonomía. Si alguno sufre a día de hoy con la autonomía de sus teléfonos, Simon habría sido un auténtico dolor de cabeza, ya que su batería tenía una duración de 60 minutos, ese es el tiempo que duraba sin necesidad de conectarse a un enchufe. Otro gran problema con el que contó, fue el precio, casi 900 dólares que al día de hoy serían 670 euros, una cantidad que no todo el mundo está dispuesta a gastar.