Para Guillermo Ochoa, el próximo domingo no será de un Clásico Joven más, pues el portero de las Águilas estará una vez más frente a los ojos de su ídolo de la infancia, Robert Dante Siboldi, el mismo que lo alentó con sus atajadas en el Atlas para dejar la delantera y convertirse en portero.
Ochoa Magaña era un fiel seguidor de los Rojinegros e iba cada quince días al Estadio Jalisco a ver jugar a los Zorros que tenían en la portería al uruguayo, que frecuentemente se vestía de héroe y hacía sentir al aficionado atlista que la temporada valía la pena, ya que en su tres años en el club, entre 1989 a 1992, solo jugó una Liguilla.
¿De dónde nació la admiración de Ochoa a Siboldi?
“Yo era seguidor del Atlas porque todos los sábados iba con mi familia a verlo al Estadio Jalisco y me gustaba cómo paraba Siboldi, era mi ídolo”, dijo a la revista Futbol Total.
“Yo lo observaba y como todo niño sales al parque y quieres imitar a la gente que ves en la cancha, a tus ídolos y él era uno de los que imitábamos”.
En 1992 Siboldi emigró a la Ciudad de México para jugar con Cruz Azul, misma entidad a la que llegaría con 10 años de edad Ochoa con el resto de su familia, solo que él se fue a las filas del América, donde empezó como delantero en la escuelita, para luego ponerse los guantes para empezar su carrera como arquero.
“Empecé como delantero en el América cuando tenía 10 años, pero después el portero se lesionó y el entrenador nos preguntó quién quería ser portero y levanté la mano.
El entrenador me dijo que tenía talento para ser portero y yo le creí”, dijo en alguna ocasión. Hasta ahora Ochoa no ha podido salir vencedor en los juegos contra su ídolo, y es que en las tres veces que lo ha enfrentado ha sumado la misma cantidad de derrotas y dos de ellas por goleada.