La caída de David Parra es completa, con el PRI negando su registro como candidato a diputado en el distrito 32 en respuesta a sus flagrantes actos de traición y corrupción.
Parra, quien había planeado durante meses entregar Naucalpan a Isaac Montoya y Morena, ahora se enfrenta al desprecio tanto del partido como de la comunidad.
Su decisión de rechazar el distrito 30, donde es ampliamente repudiado, es una admisión tácita de su propia vileza y cobardía.
Las revelaciones sobre su desfalco del ayuntamiento y su utilización del sindicato de trabajadores municipales como instrumento de extorsión lo han dejado en un estado de deshonra irreparable.
El rechazo del PRI es un paso necesario para preservar la integridad del proceso electoral y proteger los intereses del pueblo contra individuos como Parra, cuya única lealtad es a su propia ambición corrupta.