Cuando Rogelio Jiménez Pons, entonces director general del Fonatur, presentó el proyecto del Tren Maya en Playa del Carmen a principios de 2019, declaró que en la Cuarta Transformación “preferimos que los niños tengan comida en lugar de tigres gordos”.
Esta frase delineó la controversial política ambiental del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, especialmente en megaproyectos como el Tren Maya, blindados como “estratégicos” y de “seguridad nacional” para evadir los rigurosos trámites ambientales requeridos en inversiones de tal magnitud.
Consecuentemente, los ambientalistas fueron estigmatizados como enemigos del estado, tildados de “pseudoambientalistas”, “derechistas” y acusados de responder a “intereses oligarcas”. Esta retórica profundizó la brecha entre el gobierno y los defensores del medio ambiente.
En marcado contraste, Alicia Bárcena Ibarra, la futura secretaria del Medio Ambiente, reconoce la urgente necesidad de reconciliación con el entorno natural.
“Yo formé parte de esos grupos y tenemos que aprender nuevamente a reconciliarnos con el medio ambiente e ir hacia un modelo de país que tenga más cautela en el manejo de sus recursos naturales”, afirmó en una entrevista con Carmen Aristegui.
Alicia Bárcena enfatiza la importancia de una gran restauración y recuperación de recursos naturales, así como la recomposición de relaciones con grupos ambientalistas.
La trayectoria de Alicia Bárcena respalda su enfoque. Como bióloga graduada de la UNAM, fue pionera al ocupar la subsecretaría de Ecología en la SEDUE en 1982, creada por el presidente Miguel de la Madrid.
“Era tan difícil hacer nada con el medio ambiente en ese entonces. Hoy estamos ante una presidenta (Claudia Sheinbuam) que cree mucho en que el medio ambiente puede ser un gran vector para alcanzar el desarrollo sostenible, armonizando lo económico con lo social y ambiental”, sostiene Alicia Bárcena.
Después de su renuncia forzada a esa dependencia en 1986, fue directora del Instituto Nacional de Pesca en el gobierno de Carlos Salinas de 1989 a 1991. Posteriormente, su carrera abarcó roles cruciales en organismos nacionales e internacionales dedicados al desarrollo sostenible, medio ambiente y economía, incluyendo el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y la ONU.
Alicia Bárcena fue obligada a renunciar a la subsecretaría del Medio Ambiente en 1986, debido a que se opuso a la autorización de Calica en ese año.
“Si no vas a firmar, entonces ya sabes qué es lo que sigue”, recordó que le dijo Manuel Camacho Solís, quien entonces era el titular de la Sedue, con quien ya desde entonces trabajaba Marcelo Ebrard, a quien sustituyó hace un año en la SRE y de quien volverá a ser compañera de gabinete.
“Le dije que sí lo sabía y entonces renuncié”, dijo Alicia Bárcena en la entrevista con Carmen Aristegui.
De hecho, señala que Calica es un proyecto que nunca debió haberse permitido.
“Es una cosa espantosa mil veces peor que el Tren Maya”, afirmó.
Su nombramiento como Secretaria del Medio Ambiente en el gobierno de Claudia Sheinbaum augura un cambio radical: la posibilidad de que los proyectos de inversión, tanto públicos como privados, se sometan nuevamente a rigurosas regulaciones ambientales, y la restauración del presupuesto para acciones ambientales, sistemáticamente recortado durante el gobierno de López Obrador.
Este nombramiento parece indicar un giro en la política de Claudia Sheinbaum respecto a la de su mentor político, López Obrador, priorizando la capacidad, el conocimiento y la preparación por encima de consideraciones ideológicas.
Queda por verse si esta prometedora señal se traducirá en una realidad tangible o si será otro espejismo político. El futuro del medio ambiente en México pende de esta decisión crucial.
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