Más que por su contenido que pidiera ser más o menos obvio –como de urgencia y obvia resolución fue expuesta–, la iniciativa presentada por José Luis Toledo Medina en la Cámara de Diputados concerniente a los lamentables sucesos criminales de medio mes en Playa del Carmen y Cancún nos muestra la intención de un joven legislador de no sentirse sabelotodo y de buscar el apoyo de publicaciones y especialistas, amén de lo que está demostrando ser un equipo de asesores a la altura de una misión que generalmente se trata con ligereza, ignorancia y hasta estulticia.
Los diputados federales son representantes de todo el pueblo de México, no sólo de sus estados y sus distritos, y aunque los temas de interés para quienes habitan en la demarcación en la que votaron por ellos –en el caso de los de mayoría relativa– pudieran ser mucho muy diversos, los que importan a 125 millones de mexicanos son inmensamente variados, por lo que es imposible que un diputado, que por ley pudiera no tener preparación académica alguna, conozca a fondo todas las materias que implica lanzar iniciativas y proponer leyes de las más diversas índoles.
Ayer por la tarde nos llegó la iniciativa por la que “se exhorta a los tres órdenes de gobierno a atender de manera prioritaria los hechos de violencia ocurridos en el Estado de Quintana Roo”.
No descubre ahí Chanito el agua tibia, ciertamente, pues la condena a la violencia, la observación de que las autoridades no han hecho lo necesario para garantizar la seguridad y tranquilidad de la gente y el exhorto para que los gobiernos tomen medidas enérgicas y efectivas seguramente son posturas comunes a todos los ciudadanos de bien, pero la presentación inusitada del texto hace que como pocas veces sucede lo que presenta un diputado no sean perogrulladas para salir del paso y hacer como que trabaja a favor de sus representados.
El texto de unas 11 cuartillas, para empezar, está impecablemente redactado. Se nota la intervención de especialistas en discurso parlamentario, pero en cuanto a su contenido todo indica que muy probablemente intervino por lo menos algún especialista en seguridad, derecho o gobernanza, por lo menos algún intelectual muy entendido.
La iniciativa contiene 15 notas al pie de página, pero no se trata de un sesudo análisis abstracto o académico, pues las referencias incluyen actualidades de la prensa nacional, expresiones en redes sociales y, desde luego, textos especializados.
Se menciona, por ejemplo, el comunicado de los organizadores del Festival BPM en el marco del cual se dio el atentado mortal en la discoteca Blue Parrot de Playa del Carmen, en su versión de Facebook, y en la misma plataforma está citado el mensaje del gobernador de Quintana Roo Carlos Joaquín González.
La nota número seis refiere a un video de YouTube titulado Quintana Roo no es un narcoestado: Secretario de Gobierno, apaecido al aire en el noticiero Despierta con Loret de Canal 2 de Televisa, pero también se recurre al análisis de actualidad cuando en la nota nueve se cita a Héctor de Mauleón en su artículo “La guerra de diez años”, aparecido en la revista Nexos fechado el 1 de enero de este año.
Más adelante el trabajo se refiere a Andreas Schedler, con su obra En la niebla de la guerra. Los ciudadanos ante la violencia criminal organizada, (México: Centro de Investigación y Docencia Económicas, 2015),
al mismo autor con En la niebla de la guerra. Los ciudadanos ante la violencia criminal organizada, (edición igualmente del CIDE) y al articulado de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Desde hace muchos años los diputados y en menor medida los senadores son de los personajes más repudiados por los mexicanos, que los consideran parásitos sociales, vividores inútiles, pillos redomados, y lo peor es que dichas caracterizaciones rara vez son inexactas. La mayoría de los legisladores son venales, ignorantes y arribistas políticos inescrupulosos, pero por fortuna hay excepciones.
Por lo menos José Luis Toledo al parecer está usando parte de los recursos que reciben los tribunos del país para hacer aportaciones profesionales, más que dignas a la LXIII Legislatura del Congreso de la Unión, lo que permite por lo menos blanquear un poco la negra imagen que de Quintana Roo han transmitido al país nuestros egregios políticos.
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