De la felicitación tardía a la invitación de asilo de Assange

Desde que el demócrata ganó las elecciones presidenciales, el mandatario mexicano tomó decisiones controvertidas sobre su forma de proceder en la relación bilateral

Desde que ganó los comicios electorales en Estados Unidos, la relación de Joe Biden con el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, no ha estado exenta de controversias generadas, principalmente, por las declaraciones del originario de Macuspana, Tabasco, quien ha mostrado una postura diplomática tan mesurada como criticada por parte de analistas y detractores.

El primer hecho que dio señas de turbulencia en esta relación fue no reconocer a Biden como el presidente electo de los Estados Unidos. “La postura del gobierno que represento es la de esperar a que las autoridades de EEUU encargadas del proceso electoral decidan sobre el ganador”, explicó a mediados de noviembre.

En esa oportunidad señaló que su decisión de no pronunciarse se basaba en los principios de su política exterior, la cual tiene como ejes fundamentales la “no intervención y autodeterminación de los pueblos (…) No podemos inmiscuirnos en la política de otros países, tenemos que ser respetuosos de la decisión que tomen los gobiernos extranjeros, esto no significa estar en contra o a favor de nadie”.

La determinación de no mostrar una postura por parte de López Obrador pronto generó comentarios en su contra, la mayoría de ellos relacionados con el hecho de que esa decisión afectaría al futuro del país y su relación con el vecino del norte. Incluso una de esas críticas provino desde el lado estadounidense.

El congresista texano, Joaquín Castro, mencionó que “esto representa un verdadero fracaso diplomático del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en un momento en que la administración de Biden busca marcar el comienzo de una nueva era de amistad y cooperación”.

Asimismo, David Lunhow, editor del diario The Wall Street Journal, escribió que “este es, después de todo, el candidato que en 2006 perdió por un estrecho margen y nunca se negó a ceder, alegando fraude (a pesar de la escasez de pruebas), llegando a declararse presidente ‘legítimo’ y haciendo su propio juramento”.

Sin importar esas presiones, López Obrador mantuvo su postura y siempre que se le cuestionaba acerca del asunto, mencionaba que esperaría hasta que la determinación de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos estuviese certificada.

Fue de esa manera que el 15 de diciembre, reconoció la victoria del demócrata a través de una carta en la cual mencionó que “los gobernantes debemos esforzarnos en mantener las buenas relaciones bilaterales fincadas en la colaboración, la amistad y el respeto a nuestras soberanías”.

Posteriormente, sostuvieron una plática telefónica de media hora en la cual abordaron el tema de la futura cooperación migratoria entre ambas naciones. Esta conversación, señaló López Obrador, fue “fraterna” y “respetuosa”. Además, tocaron temas como el plan de desarrollo para Centroamérica que promueve México desde 2018, con el fin de crear empleos y frenar la migración forzada.

No obstante, el último hecho que ha generado polémica en la relación bilateral es la oferta de asilo político que el presidente mexicano le ofreció al informático y periodista fundador de Wikileaks, Julian Assange, quien es buscado por la justicia de EEUU por la filtración de miles de documentos calificados sobre las guerras de Afganistán e Irák.

“Estoy a favor de que se le indulte. Voy a pedirle al secretario de Relaciones Exteriores que haga los trámites correspondientes para que se solicite al gobierno del Reino Unido la posibilidad de que el señor Assange quede en libertad y que México le ofrece asilo político, con lo que el derecho de asilo en nuestra tradición”, puntualizó.

Si bien hubo un sector de analistas en política exterior que advirtieron que se trataba de una acción contra el gobierno entrante de Joe Biden, otros, como Antonio Laborde, refirieron a Infobae que se trataba de un acto en donde la cancillería mexicana ya tenía un mapa de riesgos “y probablemente hasta un diálogo de alto nivel porque esto no puede darse de la noche a la mañana”.

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