En su conferencia de prensa del martes 9 de junio, el presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó una inexplicable denuncia: ventiló el presunto descubrimiento de un complot en su contra y en contra de la Cuarta Transformación.
Dijo que gobernadores, partidos políticos, periodistas, intelectuales, medios de comunicación y los empresarios más poderosos de México están integrando lo que llamó un Bloque Opositor Amplio, es decir el BOA.
En todas las democracias del mundo es normal que la oposición se organice ya sea para recuperar el poder o para acceder a él. así lo hizo el propio presidente López Obrador.
Por eso no se entiende su denuncia, ¿Qué trató de exhibir?, ¡qué trató de hacer? ¿desviar la atención de otros asuntos, como por ejemplo, evitar que sea cuestionado por la deuda de casi 2,100 millones de dólares que su gobierno ya contrató?.
No se entiende el fondo de la denuncia, porque nada hay de ilegal que se conformen bloques de oposición para enfrentar al gobierno en turno. está ocurriendo en todas las democracias y México no tiene que ser la excepción.
Además, no es la primera vez que intelectuales, periodistas, politólogos, empresarios y demás integran un frente para hacerse escuchar y para tratar de incidir en los gobernantes. En 1994, por ejemplo, semanas antes de lo que en su momento fue la elección presidencial más disputada y que prometía un choque de trenes, porque estaba un sistema priista todavía fuerte, pero una izquierda dirigida por Cuauhtémoc Cárdenas son suficiente pounch para desbancarlo, se integró el llamado grupo San Angel.
Fue un grupo variopinto convocado por el escritor Carlos Fuentes, era un grupo de gente de diversos ámbitos que buscaron evitar un conflicto post electoral en 1994, exigir cambios, así como mejoras institucionales para cimentar la democracia en el país.
Escritores, intelectuales, activistas y políticos de todos los colores se sumaron a dicho grupo; fue una generación que marcó historia.Cuatro de sus principales integrantes ya fallecieron. ellos son: Carlos Fuentes, Adolfo Aguilar Zinser, Carlos Monsiváis y Manuel Clouthier hijo.
El grupo también estuvo conformado por el académico Sergio Aguayo, el ex perredista Agustín Basave, quien fue coordinador de asesores de la campaña de Ricardo Anaya; Jorge Castañeda, excanciller, quien hoy es analista en diferentes medios; Santiago Creel, exsecretario de Gobernación; Vicente Fox, quien luego seria gobernador de Guanajuato y luego presidente de México.
Elba Esther Gordillo, exlideresa magisterial, el historiador Enrique Krauze; el analista y académico Lorenzo Meyer; Graco Ramírez, exgobernador de Morelos y Demetrio Sodi.
Varios de ellos figuraron posteriormente en gabinetes presidencias y muchos están ahora retirados y otros ejercen la crítica en contra del régimen de López Obrador.
Pero hay otros como Tatiana Clouthier, Alejandro Gertz Manero, Elena Poniatowska y Paco Ignacio Taibo II, que son puntales incluso ideólogos de la Cuarta Transformación.
El grupo San Angel nació al calor del colapso propiciado por el alzamiento zapatista, secuestro de empresarios, los asesinatos del cardenal Posadas Ocampo, y del candidato presidencial priísta Luis Donaldo Colosio, la renuncia estridente y caprichosa del secretario de gobernación Jorge Carpizo MacGregor, entre ptrps hechos.
Los intelectuales agrupados en San Angel imaginaban un escenario de ruptura a consecuencia de resultados electorales de tres tercios, con rebeliones sociales y políticas. Demetrio Sodi fue de los primeros en advertir del peligro de que las elecciones terminen en “un choque de trenes”.
Carlos fuentes retomó la metáfora y propuso que la “sociedad civil” tenga “imaginación” para traducirla en “responsabilidad de todas las partes” y asegurar, así, que el día de las elecciones “los trenes no choquen, las locomotoras se detengan y en la estación todos podamos abordar el convoy de la democracia”.
En todos sus documentos oficiales, el grupo San Angel afirmaba que buscaba salvar la democracia mexicana vía acuerdos plurales. En las semanas siguientes, el grupo elaboraría un texto titulado “La hora de la democracia”, en el que abogó por un pacto de la concordia que garantice la legalida Carlos Salinas “actuar como el presidente de todos los mexicanos, no como jefe de un partido o de una facción y pasar a la historia como el presidente de la transición democrática”.
El presidente Salinas respondió por teléfono a Carlos Fuentes: “¡hay que hacer algo!” y Ernesto Zedillo, el candidato triunfante en la elección presidencial, cedió a una amplia reforma que, entre otras cosas, llevaron a la independencia de los órganos electorales, quitándole el control al gobierno.
En cambio, López Obrador denuncia compló.
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