El momento esperado por la campaña de Hillary Clinton llegó. Bernie Sanders , el veterano senador independiente que le arañó buena parte del apoyo y buscó su propia candidatura, declinó las armas y apoyó a la ex primera dama como su apuesta para la Casa Blanca.
Ambos comparecieron en un acto de campaña en Portsmouth, en el estado de Nueva Hampshire. Era la primera vez que se los veía juntos en gira proselitista, luego de haber pujado cada uno por su lado durante meses.
Radiante, Hillary aplaudía cada una de las frases del senador, antes de llegar al momento esperado.
“Hicimos una gran campaña, pero no es suficiente para ganar la nominación. Hillary Clinton la ganado”, dijo, y con eso rindió su apoyo. “Yo la felicito. Ella será la candidata y haré todo lo posible para que ella sea la próxima presidenta de los Estados Unidos”.
Ese gesto decisivo se produce in extremis, cuando faltan apenas diez días para que empiece la convención partidaria en que los demócratas consagrarán a Hillary como su candidata para enfrentar a los republicanos, previsiblemente a Donald Trump , en las elecciones de noviembre próximo.
“Ella es la mejor candidata”, dijo el ex rival.
Muchos conjeturan con la posibilidad de que Sanders sea su vicepresidente. Sanders tiene enorme caudal de seguidores entre votantes jóvenes, un sector en el que Hillary no consigue conmover.