Cancún, 14 de mayo.- Por temor del personal y por aplicar protocolos con excesivo celo, pacientes que llegan al Hospital General “Jesús Kumate Díaz” por diversas dolencias son transferidos al pabellón de COVID-19, lamentan familiares, que temen que se contagien de este virus, además que al ser ingresados allí, cuesta mucho volver a sacarlos, en especial por la falta de información y malos tratos del personal.
Juan Gabriel León Uc dice esperar desde la mañana por el alta de su esposa, Reina Ovando Ramírez, de 47 años de edad, quien ya se encuentra bien de salud, pero no es liberada por burocracia y por temor al COVID-19, que ya se demostró que no padece.
Él explicó que ya pagó 12 mil pesos en estudios en una clínica privada, resultando que ella sufre una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc), historial que ya entregó al personal del hospital, al ingresarla, el pasado 29 de abril; no obstante, por ser problema respiratorio, fue catalogada como COVID-19.
“Acá le dicen que es coronavirus, porque tiene manchas en los pulmones, pero no tiene ya nada. Ella me habló por teléfono para que la saquen”, explicó.
El primer escollo que tuvo que superar fueron los guardias, que se comportan de manera déspota e impiden que siquiera pueda acercarse a hablar con alguien del personal
“Los de seguridad creen que estamos en una cárcel. Tel atienden mal, groseros, te cierran la puerta en la cara o te gritan, diciendo que te alejes”, señaló.
Después de mucha insistencia, logró obtener la carta para su alta, que únicamente necesita una firma, por la que ha esperado cerca de cuatro horas.
Dijo que no es el única caso, sino que hay varios que son erróneamente catalogados como COVID y enviados al pabellón, en donde no tienen contacto con nadie y donde los familiares con muchas dificultades pueden obtener información.
“Hace unos días llegó un joven con fractura de pierna y directo lo llevaban al pabellón de COVID. Acá empezamos a gritarles para que no lo hicieran. Por fortuna hoy ya recibió el alta”, narró.
Cerca de ahí, también a la sombra de los árboles afuera de este nosocomio, está Manuel Chin y su esposa, quienes ingresaron el pasado viernes a su hijo, Pedro Manuel Chin Uc, de 20 años, por anemia. En un inicio todo marchaba con normalidad, les pidieron los donantes para una transfusión de sangre y les hicieron varios análisis.
Sin embargo, la tarde del sábado todo cambió, pues en una tomografía, apareció una mancha en el pulmón, por lo que fue transferido al área de COVID, sin que su familia siquiera fuera enterada.
Desde entonces y a la fecha ya no han sabido nada. Aunque su hijo no presenta ningún síntoma, más que los de la anemia, las enfermeras les contestaron que hay quienes son asintómaticos.
Hoy llegaron a las siete de la mañana, para obtener información. Hasta las 11 lograron hablar con una trabajadora social, pues inicialmente no sabían dónde estaba el paciente. Luego, al confirmar que estaba en el pabellón, se les dijo que esperaran a la llegada de la doctora del turno, a la una de la tarde. Sin embargo, ya son las tres y todavía no tenían noticias de su hijo.
“Me gustaría llevarlo de aquí, pero es un dilema, porque no sabemos nada de su caso, además que es muy contradictorio lo que me comentan”, dijo.