Las enfermedades cardiovasculares cobran anualmente la vida de 17 millones de personas en el mundo, lo que las posiciona como la principal causa de muerte, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS),
Los principales factores de un infarto, ictus u otra dolencia relacionada, son la hipertensión, el colesterol alto, obesidad y tabaquismo, principalmente. Sin embargo, la mayoría de los pacientes no presentan ninguna de estas causas, entonces ¿qué provoca los padecimientos?
La respuesta la tienen los investigadores de la Universidad de Boston y Yale, quienes descubrieron que las mutaciones en las células sanguíneas que se acumulan con el envejecimiento promueven la formación de placas dentro de las arterias así como inflamación que agrava las dolencias circulatorias.
Mutación de células es causa de cáncer
La mutación de las células es la principal causa del cáncer, pero hasta ahora no se había demostrado que también pudieran influir en otras enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Para descubrirlo, los investigadores se centraron en Tet2, un gen mutado en las células madre de la sangre y que incrementa el riesgo de cáncer.
“Las células mutantes en Tet2 aceleran el desarrollo de aterosclerosis porque dan lugar a células inmunes que producen cantidades elevadas de una proteína implicada en respuestas inflamatorias, la interleuquina 1 beta”, explica el investigador José Javier Fuster.
Añadió que el problema es que estas células proliferan más rápido que las sanas, aunque se descubrió una forma de impedir su avance.
“Cuando tratamos a los ratones con un fármaco que bloquea la producción de esta proteína, suprimimos completamente la aterosclerosis acelerada en los ratones portadores de células mutantes en Tet2”, detalla.
Se pueden desarrollar terapias personalizadas
Por su parte, el investigador Vicente Andrés, señaló que estos resultados pueden ayudar a explicar los casos de aterosclerosis que hasta ahora no tenían respuesta.
“El típico tipo delgadito, que hacía deporte, no fumaba, pero que acaba sufriendo una de estas dolencias”, dice.
Asimismo, menciona que este gen es “inherente al envejecimiento” y cabe la posibilidad de que haya otros genes similares, aunque aún no están identificados.
Fuster señala que de seguir obteniendo resultados positivos, el trabajo puede tener aplicaciones clínicas, pues hasta ahora las investigaciones se han realzado en roedores.
“Estamos aún muy lejos de esta situación y dependerá mucho de los resultados de ensayos clínicos como el mencionado anteriormente, pero es tentador pensar que, en un futuro, los médicos podrán evaluar el estado de estas mutaciones en la clínica y diseñar terapias personalizadas en base a esta información”, concluye.