Hay quienes pretenden hacer creer que los sonados asesinatos cometidos contra cuatro mujeres en Cancún son feminicidios y en medio del protagonismo político buscan denostar al gobierno de Roberto Borge Angulo y afectar la imagen internacional de un destino turístico de cuya paz y tranquilidad viven, incluso, aquellos que quieren generar una percepción de que vivimos en una violencia generalizada.
Cierto que Cancún, como muchas ciudades incluso de primer mundo, no tienen resuelto totalmente el problema de la seguridad pública y nunca lo tendrán, porque siempre habrá personas que elijan la maldad como una forma de vida.
Sin embargo, sostener que esta ciudad está bajo el yugo de la violencia, insistir en que se active la alerta de violencia de género –que sólo puede hacer el gobierno federal siempre y cuando se cumplan con una serie de escenarios que están lejos de darse- no tiene más motivación que el protagonismo político, el deseo de aprovechar con fines electorales hechos aislados que, como el caso de los mencionados asesinatos, no se inscriben dentro de un clima de violencia pública.
Los asesinatos perpetrados en contra de Karen Carrasco Castilla, Paloma Guadalupe Balam Poot, Abril Alejandra López Valencia y Rebeca Rivera, especialmente los tres últimos que son los que prácticamente han sido aclarados, fueron cometidos en el entorno en el que se desenvolvían, por gente cercana a ellas y, por tanto, imposibles de prevenir.
Esos asesinatos son en todo caso tragedias generadas por el contexto en el que vivían las víctimas, por el cáncer de la violencia intrafamiliar que se padece en la mayoría de los hogares mexicanos y que es necesario combatir con educación, pero nada tienen que ver con problemas de inseguridad.
Y lo que es peor, quienes insisten en que sean considerados feminicidios pretenden con su actitud que esos crímenes queden impunes, pues si el Ministerio Público consigna los expedientes con esa tipificación les abren las puertas de la cárcel a los responsables, porque lo más probable es que los jueces los dejen libres porque en el Código Penal están claramente explicadas en el artículo 89-Bis las características de un feminicidio y los juzgadores no pueden condenar sobre la base de una acusación mal fundamentada.
Más allá del “apellido” que se le pretenda poner a un crimen, lo importante es que no quede impune el asesinato de cualquier hombre o mujer, sea feminicidio o no. Sin embargo, para los intereses políticos es más escandaloso y llamativo hablar de feminicidio, vende más, aunque con su escándalo se estén dando un tiro en el pie por la afectación que le hacen a la imagen del destino turístico que podría derivar en el regreso de Cancún a la lista de sitios inseguros del gobierno de Estados Unidos.
Ojalá no corran con suerte y mejor dedíquense a trabajar, que no busquen el camino fácil. Seguramente es más difícil el camino del esforzado, pero a la larga es el más redituable. Valdría la pena que lo conocieran.
Platea
A mitad de semana el presidente del PRI en Quintana Roo, Raymundo King de la Rosa, caminó en las colonias populares de Cancún supervisando la estructura partidista que estará a disposición de quien sea el candidato a gobernador y, justamente, el ex diputado federal es uno de los considerados en la lista de aspirantes.
Se dio tiempo para responder a su contraparte perredista, Emiliano Ramos Hernández, quien criticó la recién aprobada reforma política, especialmente por que impone un “candado” a las candidaturas independientes, para evitar que por esa vía se reciclen cartuchos quemados que pretenden seguir lucrando con la sociedad.
Sea quien sea el candidato, seguramente quedará satisfecho con la estructura que ha confeccionado la actual directiva priista.
Correo: [email protected]
Twitter: @JulioCsarSilva