La cárcel de Cancún es un reflejo del sistema penitenciario mexicano, un histórico dolor de cabeza para el gobierno federal que por falta de recursos por un lado y la crónica corrupción que beneficia a los administradores carcelarios, por otro, no le ha encontrado la cuadratura al círculo.No importa quién gobierne al país.
La historia dice que nadie ha podido resolver el problema, ningún gobierno ha sido capaz de darle una solución a Cancún que lidia todos los días con una cárcel mal hecha, diseñada originalmente para retener a infractores menores y que hoy tiene que albergar a peligrosos reos federales, sin que la Federación se preocupe un ápice por darle una salida al problema, al riesgo que esas instalaciones representan para la ciudad.
Y no se trata solamente de las instalaciones, sino de la situación jurídica de los internos, que pasan años sin recibir sentencia y terminan conviviendo infractores menores con los delincuentes más sanguinarios que pueda haber, unos aprendiendo lo peor de los otros, lo que da al traste con cualquier política de reinserción social que pueda ponerse en marcha.
A principios de semana fue detenida una persona por robar medio kilo de arrachera en un supermercado. Si no tuvo para pagar su fianza, terminará recluida en esa cárcel a la espera de un proceso que seguramente se llevará varios meses antes de que le dicten sentencia. Y así es el caso de decenas de presos. Muchos, incluso con procesos federales, llevan años sin recibir sentencia, lo que permitiría enviarlos a otras cárceles más seguras para desahogar una que rebosa y provoca incidentes como el del martes pasado que, afortunadamente, no pasó a mayores.
La situación de la cárcel cancunense y la de su población la resume perfectamente en unas cuentas palabras Jesús Armando Liogón Beltrán, subsecretario de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de la Secretaría Estatal de Seguridad Pública:”Si tomamos en cuenta que la población es de 1, 684 reos, es de mucha preocupación, lo digo y lo sostengo, porque más del 50% no sabe si es culpable o inocente”.
Y lo que es peor, los inocentes sufriendo acoso, amenazas, extorsión de los más fuertes que les cobran de todo muchas veces con la complicidad de quienes tienen el resguardo de las instalaciones.
De 2005 a la fecha, con o sin militares en su administración, la cárcel de Cancún ha sido escenario de fugas masivas y varios motines, algunos graves, incluso con muertos, otros quedan solamente en el anecdotario.Pero cada evento de ese tipo es un recordatorio del riesgo que corre la población, especialmente la que se ubica en los alrededores de ese penal, que se ubica en el corazón de una zona densamente poblada de la ciudad.
Desde el sexenio pasado el gobierno de Quintana Roo planteó a la federación la urgente necesidad de construir una cárcel por lo menos de mediana seguridad. La administración de Felipe Calderón Hinojosa hizo el anuncio, se dijo que se invertirían $200 millones, pero en una etapa de excedentes petroleros que se repartieron alegremente y sin transparencia, al final se canceló el proyecto “por falta de recursos”. PlateaEl gobierno de Roberto Borge ha puesto de su parte para, por lo menos, dar soluciones temporales al problema de la cárcel de Cancún, donde su gobierno ha hecho importantes inversiones para obras de ampliación.
El martes se demostró que los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública estatal tienen la capacidad suficiente para intervenir en caso necesario y que saben coordinarse con corporaciones federales.Sin embargo, hace falta una solución de fondo y ésta la tiene que dar el gobierno federal.Correo: [email protected]Twitter: @JulioCsarSilva